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 domingo, 15 de mayo de 2005  
Salud sexual: doble protección

Según un estudio realizado por profesionales de diversas disciplinas del área de Adolescencia del Hospital Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, los jóvenes manifiestan estar bien informados sobre el uso del preservativo como método preventivo del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual, sin embargo sólo un 54 por ciento de las mujeres entre 15 y 21 años aseguran usarlo siempre, mientras que el otro 46 por ciento, casi la mitad, no se cuida en sus relaciones. Entre los varones el porcentaje de los que usan condón es un poco más alto (63 por ciento).

Los datos expuestos anteriormente se obtuvieron mediante una encuesta realizada entre estudiantes de nivel secundario y terciario de ambos sexos en esa franja de edades sobre el uso del preservativo y su grado de aceptación.

Aunque las razones para no usar preservativo entre quienes efectivamente no lo usan son similares entre ambos sexos, las mujeres suelen mencionar que no lo hacen porque "se cuidan de otra forma", porque "tienen pareja estable" o simplemente "por incomodidad". Cabe aclarar que, por ejemplo, para la prevención del VIH no hay "otra forma" de cuidarse, y que tener pareja estable no necesariamente implica verse fuera de peligro.

El preservativo es el único método eficaz para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual (sida, hepatitis B y C, gonorreas y otras hoy mucho menos frecuentes como la sífilis) durante las relaciones. A la vez como método anticonceptivo, bien utilizado, se le calcula una eficacia del 88 por ciento (unos 12 embarazos por cada 100 mujeres en 1 año de uso) que aumenta cuando se usan también espermicidas.

También existe el recurso del anticonceptivo de emergencia para el caso en que por accidente el preservativo se rompa durante la relación. La llamada "doble protección" consiste en el uso combinado del preservativo y otros métodos anticonceptivos más eficaces como las píldoras hormonales, inyecciones de proesterona, progesterona oral o en implantes o el dispositivo intrauterino (DIU) todos ellos con una efectividad superior al 97 por ciento, y en algunos casos, mayor al 99 por ciento.

El inicio de las relaciones sexuales, tanto en el caso de las mujeres o el de los varones, se da aproximadamente a los 15 años de edad. En la primera experiencia sexual el 70 por ciento de los encuestados aseguraron haber utilizado algún método anticonceptivo.

Además del grado general de conocimiento acerca del carácter de la doble protección, también convinieron varones y mujeres en que el condón "no es un método seguro" y en que "es incómodo" y "costoso". Respecto de esto último muchos varones hicieron un fuerte hincapié en la disminución de la sensibilidad, y llama notablemente la atención que eso pueda ser un pretexto para mantener relaciones sexuales sin ningún tipo de protección.


Motivos más frecuentes
La doctora Silvia Oiserovich, presidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil adelantó algunos datos recogidos en una investigación realizada exclusivamente entre mujeres y los motivos más frecuentes aducidos por quienes no usan ningún método anticonceptivo son:

n Que su pareja no se cuidó.

n Falta de información.

n La idea errónea de que "la primera relación sexual no embaraza".

n Se trató de una relación inesperada.

El objetivo de este estudio fue realizar un análisis de la situación de la población adolescente que concurre a los consultorios de ginecología infanto-juvenil" para facilitar de esta manera la planificación en la atención. Para ello se tomaron cerca de 1.500 casos de todo el país (sin estratificación).

La edad de inicio promedio de las relaciones sexuales fue de 15 años y medio, y a las investigadoras les llamó la atención, entre otras cosas "el gran porcentaje de pacientes que presentan dismenorrea" (dolor menstrual) sin que eso llegue a ser motivo de consulta, aunque genera un gran ausentismo escolar y laboral y dificulta la detección temprana de enfermedades como la endometriosis.

Las estadísticas confirman que el uso del preservativo no es constante, lo que confirma que no sólo la información forma parte de una campaña preventiva, y que la relación entre el hacer y el saber requiere de una fuerte promoción por parte del Estado y un compromiso de los lazos sociales en los cambios de conducta.

Marcelo Rodríguez
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