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 domingo, 15 de mayo de 2005  
Salario e inversión disputan las subas de precios en la industria
Un informe de la consultora Abeceb.com, releva los márgenes de discusión salarial dentro del sector

Hacia fines del 2004, se implementaron medidas de incrementos salariales a través de decretos, en busca de la recomposición del salario real. Las mismas buscaron descomprimir la oleada de reclamos salariales que tuvieron su foco en los gremios de telefonía, subtes y estatales, entre otras negociaciones que se produjeron entre sindicatos y empresas. Además, el propósito de sostener el consumo como base de crecimiento seguía teniendo un fuerte impulso.

Estos incrementos, en un marco de "inflación controlada" transcurrido durante gran parte de 2004 (alcanzó un 6,1% de diciembre a diciembre), generó más resultados positivos en términos de mejoras en el poder adquisitivo, que riesgos de una oleada inflacionaria.

Sin embargo, a fines del año pasado, el incremento de precios comenzó a hacerse notar, dado que se alcanzaron tasas (0,8% en diciembre) que superaron el promedio anual de incrementos (0,5%). En línea con esta tendencia, en lo que va del 2005, las presiones inflacionarias reafirman esta trayectoria creciente y los signos de alerta se han transformado en una preocupación.

En este marco, la idea de incrementos de salarios "masivos" es decir en todos los sectores en igual magnitud, ha sido criticada. En algunos casos, dichos aumentos se piensan como posibles disparadores de las subidas de precios que enfrenta el consumidor, debido a que los salarios son un costo importante de algunas actividades productivas.

Desde la órbita de la industria, la propuesta de incrementos en la remuneración a los trabajadores acorde con la productividad laboral ha tomado fuerza y surge como alternativa al problema. Inclusive, el nuevo titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez ha ideado un nuevo ajuste por "competitividad" (aún no definido) e inclusive remarcó que los aumentos salariales industriales "ya fueron efectivizados".


Sector por sector
Un informe elaborado por la consultora Abeceb.com se planteó como objetivo detectar en qué sectores el salario real aún se encuentra deprimido respecto de los niveles previos a la devaluación; luego precisar cuántos de ellos presentaron incrementos de productividad laboral, y por ende deberían efectivizar tales ajustes.

A su vez, se determinará si tal aumento en la productividad estuvo inducido por una mayor inversión en capital desde la devaluación, por lo que el incremento de precios no necesariamente se trasladaría a mayores salarios sino que se destinaría a retribuir a dicho factor de producción. De esta manera se espera dilucidar el margen de acción respecto al acuerdo de salarios en los sectores industriales.

Si bien es cierto que los datos arrojan un salario general inferior al registrado en el momento previo a la devaluación de la moneda (-15%), esto no es transferible a la particularidad de los distintos segmentos de la actividad económica.

El aumento dispuesto desde enero último se efectuó sobre un salario real de los trabajadores privados registrados, que prácticamente había recuperado en 2004 el nivel pre-crisis, (2,8% inferior). Así, en el primer trimestre del año, alcanzó los niveles de 2001. Estos datos dejan en claro que las generalizaciones no son adecuadas y que se debería intervenir haciendo hincapié en una nueva y seria revisión de análisis "sector por sector".

En este sentido, en 2004, el salario real industrial (que se toma sobre el empleo de privados), recuperó los niveles previos a la devaluación. Mientras el Indice de Salarios por Obrero aumentó en un 57,6%, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) lo hizo en un 55%.


Los rezagados
Sin embargo, al observar de manera particular la evolución de cada sector industrial en igual período, el 50% aún no ha incrementado el salario nominal de modo de compensar la suba del nivel general de precios: los más alejados son el segmento de Edición e Impresión y el de producción de Tabaco.

Preliminarmente, y en base a un pensamiento generalizado, se podría arribar a la idea de que en estos segmentos aún existen ajustes pendientes. No obstante, considerando que el salario está altamente asociado con la productividad del trabajador, en el siguiente apartado se llevará a cabo un análisis al respecto, para dimensionar cuántos de los sectores en los que no se ha recompuesto el salario real, deberían ajustar las remuneraciones, dado el incremento evidenciado en la productividad por obrero.

La industria es el caso modelo de análisis debido a que existe la idea generalizada de que los mayores incrementos de salarios es posible que se trasladen a los precios de venta del productor y consecuentemente al segmento mayorista y minorista.

Se procedió entonces a considerar la productividad laboral del sector y compararla con el "salario real sectorial". Un aumento de la productividad implicaría que el salario debería acompañar el incremento de los precios de venta del productor. Así, si la productividad aumenta, resulta lógico que el salario en términos del precio del producto también crezca.

En principio, se detecta que para la industria, la productividad se incrementó en el período 2001/2004. Sin embargo, los salarios no han evolucionado acorde con los precios de venta de los productores. Más de la mitad de los sectores bajo análisis se encuentra en esta situación.

Por otra parte, de las siete actividades analizadas que no han mostrado una recomposición en el salario real, sólo cinco mostraron mejoras en la productividad (Papel y Cartón, Minerales no Metálicos, Edición en Impresión, Refinación de Petróleo y Sustancias y Productos Químicos), por lo que se acota la factibilidad de incremento de las remuneraciones.

Por otra parte, debe tenerse en cuenta que los avances en la productividad pueden estar generados por un mayor capital utilizado, por lo que el incremento en los precios de venta del productor podría estar "retribuyendo el capital".

El análisis de la evolución de la producción y de la utilización de la capacidad instalada permitiría establecer la siguiente premisa: cuando el incremento de la primera variable es superior al de la segunda, se estaría en presencia de un aumento de la inversión en capacidad productiva.

El aumento en la capacidad de planta se tiene en cuenta una vez que se vuelve productivo. Es decir, en el momento en que está "a punto" para expandir el volumen producido. De este modo, si el "techo de producción" se expande, y esto conlleva a una mayor producción, el porcentaje de uso de capacidad de planta se mantiene. Así se estaría en presencia de inversiones que amplían el capital productivo.


Inversión vs. salario
Se observa que la mitad de los sectores industriales presenta "signos" de incremento de inversiones lo que generaría rezagos en el ajuste de salarios debido a que los ajustes de precios podrían estar "remunerando" al capital invertido.

De los cinco sectores que experimentaron aumentos de la productividad y aún no han recompuesto salarios reales, hubo tres que aumentaron su capacidad productiva y estarían destinando sus aumentos en los precios de ventas a "retribuir" al capital (Papel y Cartón, Edición e Impresión y Sustancias y Productos Químicos).

De este modo, los acuerdos sectoriales por incrementos de salarios quedarían acotados un segmento reducido de la industria, descartando su aplicación generalizada. Por consiguiente, deberían generarse una estrategia de seguimiento y tratamiento de los segmentos en particular de modo de no seguir generando distorsiones.
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