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lunes,
09 de
mayo de
2005 |
Construcciones y cooperativismo
La Cooperativa de Vivienda Rosario es tal vez la mejor opción que tiene una persona que desea ser propietario pero que no reúne los requisitos exigidos por el sistema financiero tradicional. Surgió hace 16 años en 1989 y desde ese entonces se dedicó a construir casas utilizando como principales herramientas el esfuerzo de los contribuyentes y la ayuda mutua. "El aporte exclusivo de los socios es lo que hace funcionar a la cooperativa", señaló Miguel Angel Soto, presidente de la entidad.
Desde la cooperativa se autodefinen como un sitio "alternativo" donde el inscripto paga una cuota mensual que se ajusta periódicamente por el índice de variación de los salarios. Además el valor de la vivienda se estipula y se ajusta de acuerdo al índice de variación de la construcción, establecido por el INDEC. "Gracias a éstas reglas la cooperativa construye siempre y la gente puede pagar siempre", explicó Soto.
La oferta es variada a la hora de elegir el lugar para vivir. En zona centro hay departamentos de calidad superior y en el macrocentro las construcciones no sobrepasan los tres pisos. El asociado puede elegir entre modelos tradicionales, estándar y de alta calidad en dúplex y casas.
Los materiales de construcción son comprados por la cooperativa y la ejecución de la obra la llevan adelante arquitectos que trabajan en la entidad. La mano de obra se subcontrata por rubros que se dividen en albañiles que realizan la estructura, electricistas e instaladores que más de una vez surgen de convenios que se efectúan con cooperativas de trabajo.
"Nuestro ritmo de obra crece lentamente pero no se detiene, aun cuando nadie construía nosotros seguíamos gracias al sistema que tenemos," dice Soto quien además reconoce que con el tiempo son muchos los que "piensan en invertir mediante la cooperativa".
La estructura de funcionamiento se basa en un sistema democrático. Funciona con un consejo elegido por asamblea de asociados que se renueva cada dos años. Todos los que ingresan pueden participar de las decisiones más importantes de la cooperativa, "esto hace la diferencia con las otras empresas donde uno va a comprar algo, la cooperativa es de todos", insiste Soto.
La cooperativa tiene un reglamento interno donde se adjudican casas por sorteo y licitación ante escribano público mes a mes. Los departamentos se adjudican durante el período de construcción y las casas se adjudican previamente. Además para aquellos que no cuentan con terreno propio existen planes que ofrecen sitios donde construir en distintos puntos de la ciudad.
"Llegar al sueño de la vivienda es más fácil con esta modalidad porque hay un esfuerzo mancomunado y no individual y las cuotas arrancan en 130 y no pasan los 300 pesos", indicó el presidente de la entidad antes de agregar que "el objetivo es que la gente pueda pagar su cuota más allá de que al principio vienen acá por su casa, sin pensar que esto es un sistema cooperativo que brinda una ayuda mutua". Y así parece ser, desde sus inicios la cooperativa jamás ejecutó una hipoteca ni desalojó una casa, "problemas hubo pero se subsanaron charlando, buscando una vuelta para no llegar a la ejecución".
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