Raikkonen festejó en España

El Gran Premio de España de Fórmula 1 tuvo en Barcelona dos ganadores: el finlandés Kimi Raikkonen, que cruzó primero la meta, y el español Fernando Alonso, que logró un segundo puesto de oro que le permite escaparse aún más como líder del Mundial y que conmovió a toda la gente que como nunca vibró con una carrera.

El gran perdedor de una carrera repleta de incidencias fue Michael Schumacher. El alemán, que salió de Barcelona como ganador en los cuatro últimos años, padeció toda la mala suerte que le esquivó en el pasado lustro.

Había remontado desde el octavo lugar hasta el tercero y todo apuntaba a una heroicidad similar a la de San Marino, pero de repente sufrió dos pinchazos en vueltas casi consecutivas que le obligaron al abandono.

La situación se presenta entonces inmejorable para Alonso: suma 44 puntos, sobre 26 de su amigo y ex compañero en Renault Jarno Trulli (Toyota), que ayer fue tercero, y 17 de Raikkonen (McLaren-Mercedes). El heptacampeón Schumacher, con diez puntos.

El triunfo de Raikkonen, el tercero de su carrera, fue indiscutible. El finés y su McLaren-Mercedes fueron los mejores de principio a fin. Partió desde la pole position y se escapó pronto para su victoria más placentera. Su triunfo, el primero este año que no consigue Renault, confirma que el equipo anglo-germano está de vuelta en la lucha por los triunfos.

Alonso también tuvo una carrera tranquila, salvo poco antes de su primera parada, cuando los Toyota (de gran actuación otra vez) se le acercaron. La única maniobra arriesgada que se le planteó la resolvió con el nuevo motor de su Renault R25 y los 10 caballos extra que los ingenieros le regalaron: adelantó en la salida por aceleración al australiano Mark Webber, que le arrebató la segunda posición en la grilla de partida.

El español, que aún no se bajó del podio esta temporada (tres victorias, un segundo y un tercer puestos) caminó después tranquilo hasta el final.

La marea que tiñó las gradas con los colores azul y amarillo de Asturias, la tierra natal de su ídolo, y de Renault, esperaba un triunfo y recibió con cierta frialdad el segundo lugar, pero Alonso no lo vio así.

El español contó además con la pizca de suerte de los campeones. Su compañero, Giancarlo Fisichella, lo había adelantado en la primera parada en boxes. Pero pocas vueltas después los sueños de podio del italiano se diluyeron cuando perdió 35 segundos en boxes cambiando la trompa dañada por suciedad en la pista.

Pero el premio a la carrera más accidentada fue sin duda para Montoya. Fue adelantado por Michael Schumacher en la partida, pero recuperó la posición con una arriesgada maniobra al final de la recta. Después llegó lo negativo: un trompo (según él porque el control de tracción dejó de funcionar) cuando rodaba solo y una doble parada en boxes porque el combustible no entró en la primera.

Junto a Alonso y Raikkonen, un tercer triunfador celebró en el motorhome. Fue Michelin, que calzó a los ocho coches que entraron en los puntos.

Raikkonen redondeó un fin de semana fantástico.