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lunes,
09 de
mayo de
2005 |
Vadalá, un artista pone al bajo en lugar de privilegio
U. G. Mauro / La Capital
Un bajista ocupando el lugar central de un escenario no es algo común. El bajo, instrumento base, condenado al ritmo, a ser casi inaudible en una formación y poco tenido en cuenta por el público menos preciosista, encontró en Guillermo Vadalá un artista prodigioso capaz de arrancarle sonidos cercanos a lo guitarrístico.
La platea completa del teatro La Comedia se pobló de seguidores del funky en estado puro o en fusión con el jazz, una propuesta concretada en temas largos, monótonos para el advenedizo, pero ejecutados con indudable maestría por un instrumentista con alto manejo de la técnica secundado por músicos de notables condiciones.
Tal es el caso del tecladista Claudio Cardone, quien casi oculto tras el atril tuvo su espacio de lucimiento arrancando a su teclado sonoridades de xilofón sampleado poco habituales, en una ejecución por la que fue ovacionado, en buena medida también por su condición de reconocido local.
El set solista de Vadalá al comienzo fue una señal: "Puedo hacer esto y mucho más" pareció comunicar desde su instrumento este artista que estableció una intensa comunicación con la gente, siempre desde una actitud humilde y discreta.
Como pocas veces ocurre en la presentación de un disco, el bajista de cabecera de Fito Páez alteró el orden de los temas, pero ofreció todos la música que integra su primera placa solista, el disco "Bajopiel", en sus once tracks, empezando por "L.A" para pasar luego a "Buenos Aires" y "Willie" donde asomó la gran capacidad del guitarrista Sergio Pérez.
Desde su entrada a escena otro gran aplaudido de la noche fue el baterista Jota Morelli que desde su oficio se lució con la fuerza justa en todos los temas mostrando sutileza en "Samba para Elián" y calidez en el emotivo "Para Siempre" con el que Vadalá rindió tributo a su madre.
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