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 domingo, 08 de mayo de 2005  
Sin remedio. El sistema de salud gasta 1.700 millones para solucionar problemas con fármacos
Mueren 700 argentinos al año por mal uso de medicamentos
La automedicación, la venta sin receta o en lugares no habilitados encabezan la lista de responsables

Florencia O'Keeffe / La Capital

El mal uso de medicamentos mata a 700 personas por año en la Argentina. La automedicación, la venta por canales no habilitados y el expendio sin recetas son las causas más frecuentes de estos decesos. Pero no son las únicas: la falsificación, la circulación de medicamentos prohibidos en otras partes del mundo, la incorrecta prescripción por parte de los médicos y las recetas ilegibles también forman parte de un engranaje mortal.

Los problemas relacionados con medicamentos, además, le imprimen al sistema sanitario un gasto extra de 1.700 millones de pesos anuales. Los datos de lo que se ha transformado en un problema de salud pública corresponden al Instituto Argentino de Atención Farmacéutica (Iadaf), que integran médicos y farmacéuticos de todo el país.

Marcelo Peretta, vicepresidente del Colegio Oficial de Bioquímicos y Farmacéuticos de Capital Federal e integrante del Iadaf, explicó a La Capital que las complicaciones por el uso indebido de fármacos no se circunscriben a la calidad o eficacia de los mismos sino también a la forma en que son seleccionados, prescriptos, dispensados y utilizados. Las responsabilidades se reparten, a su entender, entre el Estado, los médicos, los farmacéuticos y los pacientes.

La automedicación y la sobremedicación fueron consideradas por especialistas rosarinos como las mayores generadoras en este tipo de problemas. El Colegio de Farmacéuticos de Rosario y el presidente del Colegio de Médicos de la ciudad, Hugo Oteo, le apuntaron a las publicidades (especialmente televisivas y promocionadas por conductores de programas de alto nivel de audiencia) que alientan el consumo indiscriminado de medicamentos. También denuncian la venta de fármacos fuera de los canales habilitados o en farmacias que expenden sin receta. Oteo no eludió responsabilidades: pidió un mayor compromiso por parte de los médicos (ver aparte).

El 90% de los medicamentos no es de venta libre. Eso implica que para comprarlos hace falta una receta emitida por un médico matriculado. Sin embargo es habitual que las farmacias vendan, por ejemplo, antibióticos sin la correspondiente receta. Lo mismo sucede con algunos antiinflamatorios, antiácidos o poderosos analgésicos que se venden como "libres" cuando incluso en su misma caja se advierte que deben hacerse bajo receta médica.

"El farmacéutico es responsable de lo que entrega, por eso es imprescindible que al frente del local esté un profesional que cuente con conocimientos sobre los fármacos y sus efectos. La sociedad necesita que el farmacéutico se haga cargo de que quien tiene enfrente no es sólo un cliente sino también su paciente", enfatiza Peretta.

La presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Rosario, Graciela Penza, agregó otro eslabón negativo. "Muchas farmacias en esta ciudad abren sin un profesional a cargo en el local", dijo.


Psicotrópicos, de moda
El incremento desmedido en la venta de psicotrópicos -medicamentos destinados al sistema nervioso- es un problema en sí mismo. Según un trabajo del Indec el consumo aumentó el 41% durante el año pasado, lo que alerta sobre la instalación de hábitos peligrosos en el consumo de remedios.

Los psicotrópicos son consumidos especialmente entre la población joven o adultos de mediana edad y es posible hablar de una "moda" que se impuso en base al boca a boca. También creció su uso entre la tercera edad: se estima que un tercio de los ancianos está medicado con psicotrópicos.

"Los más usados son el flunitrazepan (Rohypnol) y el clonazepan (Rivotril)", apuntó Peretta. El Iadaf determinó que cinco de los quince medicamentos más vendidos en el país durante el año pasado son psicotrópicos. En el cuarto lugar se ubica el Rivotril, seguido por los conocidos como Alplax, Lexotanil, Madopar y Tegretol.

Oteo cree que la sociedad se está acostumbrando "a solucionar con medicamentos los problemas que antes se resolvían poniendo voluntad y paciencia. Los avatares propios de la vida cotidiana están siendo tapados por remedios".

La gravedad de la situación es tal que "las personas que se acostumbran hoy -con 20 o 30 años- a dormir con drogas serán dependientes para toda la vida. Ni hablar de las consecuencias inmediatas en la salud como, por ejemplo, los olvidos, cada vez más frecuentes", agregó Oteo.

Otra situación preocupante ocurre con el sildenafil (Viagra). Según Gustavo Adorno, miembro de la mesa directiva del Colegio de Farmacéuticos de Rosario, "se está vendiendo en boliches de Rosario".

La droga, que permite incrementar el vigor sexual masculino, se convirtió en un boom de ventas en los últimos años. Sin embargo, no debe expenderse sin receta médica y fuera de las farmacias porque puede ocasionar serios efectos adversos, como complicaciones cardiológicas -que pueden llegar a la muerte- y problemas en la visión.


¿Y el Estado?
Peretta no duda al poner al Ministerio de Salud de la Nación a la cabeza de los culpables. "Lamentablemente el Estado funciona a partir de las denuncias y no se hace prevención", dijo. Uno de los problemas más serios, agregó, se produce porque "se controla poco el cumplimiento de la cadena de venta laboratorio-droguería- farmacia" lo que habilita la circulación de medicamentos falsificados o mal conservados. Al respecto el farmacéutico Adorno agregó que en muchos kioskos o almacenes "se ven medicamentos expuestos a los rayos del sol en cajitas de cartón o al lado de una estufa".

"En las farmacias del interior de la provincia no es raro que aparezcan los llamados valijeros que te ofrecen de todo, hasta vacunas que traen en el baúl del auto. Eso significa que existe un mercado negro donde los medicamentos falsificados o adulterados son moneda corriente", reconoció con preocupación Adorno y pidió la intervención de las autoridades competentes.

Desgraciadamente quienes deben ejercer el control, aseguran los especialistas, tampoco cumplen con el seguimiento de los fármacos una vez que salen a la venta y no es raro que un medicamento que hoy hace furor en un par de meses salga de circulación por efectos no deseados. También hay registros de fármacos que se siguen vendiendo en Argentina y que han salido de la venta en otros países del mundo mientras que otros que se encuentran en fármacovigilancia (deben ser administrados con muchísimo rigor y en casos excepcionales) se prescriben o venden sin tener en cuenta esta premisa.


Errores y excesos
La Argentina tiene un negro historial en este sentido. En 1992 cientos de personas tuvieron graves consecuencias e incluso se calcula que más de treinta murieron a causa de la ingesta de propóleo, un producto de venta libre y "natural" que era provisto por un laboratorio. Ese hecho dramático fue el disparador para la creación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) cuyo rol es autorizar, vigilar y fiscalizar los productos que se consumen en medicina, alimentación y cosmética humana, que depende del Ministerio de Salud de la Nación.

Pero los problemas no desaparecieron. Este último verano el país se conmovió por la muerte de dos jóvenes embarazadas y las consecuencias que sufrieron varias mujeres con anemia al ser tratadas con hierro endovenoso de marca comercial Yectafer, aparentemente falsificado y que contenía el triple de hierro del original.

"No sólo hubo sino que seguirá habiendo muertes por medicamentos falsificados", afirmó Peretta, quien además de poner el dedo acusador en el Estado tomó este ejemplo para decir que "hay cada vez más errores y excesos en la prescripción médica".

En la lista de equivocaciones que pueden ser fatales, Peretta incluyó la denominada "letra de médico". Las recetas ilegibles pueden generar la compra equivocada de una droga prescripta, aunque también le cabe responsabilidad a quien lo entrega. "El farmacéutico que recibe una receta ilegible debe llamar al médico y no preguntarle al paciente. El teléfono y dirección del doctor deberían figurar en la receta. Ese es el procedimiento correcto", remarcó.

Para Peretta, el médico no siempre considera el riesgo-beneficio a la hora de recetar un medicamento. "Debe informar lo bueno y lo malo de la medicación que prescribe, comunicar al paciente los efectos no deseados y darle la posibilidad de decidir cuando existen opciones", remarcó.

También al paciente le compete su cuota de responsabilidad porque el 50% toma mal la medicación. "Los 20 ó 30 que atiende un médico por día y los 50 que pasan por una farmacia hacen casi imposible un conocimiento profundo de cada persona. Si desean buena salud pregunten siempre cuando tengan dudas y exijan profesionales capacitados", sentenció Peretta.


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