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 miércoles, 04 de mayo de 2005  
Los indecisos ponen en peligro el margen de victoria de Tony Blair
Una encuesta revela que un 36 por ciento de los votantes podría cambiar de opinión antes de los comicios

Londres. - A pesar de correr con una cómoda ventaja en las encuestas para las elecciones de mañana, el Partido Laborista del primer ministro británico Tony Blair se enfrenta ahora a otro peligro: un alto número de indecisos. Según un sondeo difundido ayer por el influyente diario Financial Times, un 36 por ciento de los votantes dijo que podría cambiar de opinión a sólo 48 horas de las elecciones.

La encuesta de la consultora Mori para el Financial Times indica que el 39 por ciento de los electores apoyará a los laboristas, el 29 por ciento a los conservadores de Michael Howard, y un 22 por ciento a los liberales demócratas de Charles Kennedy.

Así y todo, el porcentaje de indecisos es preocupante para los laboristas. En las elecciones generales de 1997 y 2001, en las que Blair ganó con una clara ventaja, los indecisos representaban sólo un 21 por ciento.

Otra encuesta publicada ayer por el diario The Guardian reveló además que en los 108 "distritos marginales" del país, aquellos donde aún no hay un claro ganador, la pelea electoral podría ser muy reñida.

De acuerdo a ese sondeo, en esos distritos podría haber una variación del 2,5 por ciento en la decisión de voto para los tories, que a nivel nacional obtuvieron un 36 por ciento de los votos, mientras que los laboristas siguen a la cabeza con el 47 por ciento.

Los británicos elegirán 646 diputados, uno por cada distrito electoral. El partido que escoja más parlamentarios tendrá en sus manos el nombramiento del nuevo primer ministro. En 2001, Blair logró una ventaja de 167 bancas sobre el resto de los partidos juntos en la Cámara de los Comunes, una mayoría todavía abrumadora pero un poco más exigua que los 177 diputados que logró en los comicios de 1997.

Los conservadores necesitan ganar 159 bancas más que en el 2001 para triunfar en las elecciones, cifra que hoy parece imposible de alcanzar según las encuestas. Sin embargo, los analistas creen posible que se reduzca la mayoría absoluta que goza el Partido Laborista, que en la actualidad es de más de 160 diputados. Si esta mayoría cae a menos de 100, será un duro golpe para Blair.

Otra preocupación para el primer ministro es la apatía del electorado. Según una encuesta divulgada por la radio de la BBC, de los británicos que pueden votar por primera vez, sólo uno de cada tres dijo que concurrirá a las urnas. Un 33 por ciento de los posibles primeros votantes dijo que no le interesa en absoluto votar, mientras que otro 33 por ciento declaró que no cree que ir a votar haga alguna diferencia para el país.


Lucha interna de poder
Salvo una gran sorpresa, Blair conseguirá mañana su tercera victoria consecutiva en las elecciones generales en Gran Bretaña. La cuestión crítica parece ser ahora cuál será el margen de la victoria. Si el primer ministro pierde el sólido control que tiene en la Cámara de los Comunes, podría verse envuelto en una lucha por controlar a aquellos que en su partido ya están desilusionados con él.

"La elección se ha convertido en un referendo sobre Blair, y una victoria con un estrecho margen podría interpretarse como un resultado negativo", dijo Bill Jones, un analista político de la Universidad de Manchester.

Blair arrolló en las elecciones de 1997 y 2001, y cuenta con una mayoría aplastante en el Parlamento. Pero pocos analistas creen que vuelva a ganar con márgenes tan amplios, y en cambio se preguntan qué tanto se desplomará el Partido Laborista.

Según Phil Cowley, analista político de la Universidad de Nottingham, una mayoría de 100 escaños sería una cómoda victoria para los laboristas. Pero advirtió que un triunfo más estrecho aumentaría el poder de unos 50 legisladores del partido que votaron una y otra vez contra las políticas del gobierno.

La guerra en Irak terminó por fraccionar las filas del Partido Laborista, y Blair logró a duras penas la aprobación para invadir el país árabe. Tampoco le fue fácil instaurar otras propuestas: cobrar matrículas a estudiantes universitarios, aumentar la financiación privada a los hospitales públicos e instaurar leyes antiterroristas más severas. Si la mayoría de Blair cae por debajo de los 40 escaños, los analistas consideran que sus días como primer ministro están contados.


Con la prensa a favor
En tanto, dos diarios conservadores de enorme influencia, el Financial Times y el Times, se pronunciaron a favor del laborismo en sus editoriales publicados ayer, con el argumento de que los tories "no hicieron méritos" para recuperar el gobierno británico.

El Times afirmó que el laborismo es "lo mejor para Gran Bretaña", aunque se inclinó por una reducción de la mayoría laborista en el Parlamento y un bloque conservador más numeroso.

Para el Financial Times, los conservadores "no parecen ser una alternativa convincente", porque "necesitan renovar sus ideas y dirigentes". El periódico señaló además que la propuesta de los tories, "más que un programa de gobierno, es una lista mal preparada de agravios, destinada a halagar y reafirmar" prejuicios de los votantes como la discriminación a los inmigrantes. El financiero The Economist, por su parte, fue contundente: "Blair es el mejor candidato del centroderecha", sintetizó en su editorial.
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La viuda del último caído en Irak acusó a Blair por la muerte de su esposo.

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