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sábado,
30 de
abril de
2005 |
[Lecturas]
Desde un mundo perdido
Narrativa. "Divorcio en Buda", de Sándor Márai. Ediciones Salamandra, Barcelona, 2004, 190 páginas, $ 41,50
Carlos Roberto Morán / La Capital
Sándor Márai no logró en vida lo que sí pudieron experimentar escritores como el argentino Juan Filloy, el polaco Witold Gombrowicz, la rusa Nina Berberova o la británica Jean Rhys, cuyas obras y figuras fueron rescatadas en la madurez de esos autores, quienes así tuvieron la oportunidad del reconocimiento en vida. Por el contrario, este notable representante de la literatura húngara de entreguerras fue olvidado al punto tal que, viviendo en el exilio en los Estados Unidos, se suicidó a los 90 años, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín.
Dicha injusticia poética, por llamarla de algún modo, concluyó cuando cinco años atrás Márai fue redescubierto por la editorial italiana Adelphi y hoy sus novelas se cotizan alto en el mundo editorial.
Episodios al margen, ha resultado un verdadero acontecimiento literario el hecho de conocer la obra de un autor que, autocalificado como burgués, sin embargo supo contar de sabia y crítica manera cómo era la vida, cuáles los sentimientos de las capas altas de su país y de las otras naciones que constituyeron el imperio austro-húngaro, sobre los que habló cuando ese mundo de seguridades iba perdiéndose y todo ingresaba en una franca e inexorable decadencia.
"Divorcio en Buda" (1936), es un capítulo más de una saga constituida por otros libros de Márai, escritos en los 30 y 40 del siglo pasado, tales como "El último encuentro", "La herencia de Eszter" y "La amante de Bolsano", a los cuales se suma su autobiografía (escrita a los 34 años), "Diario de un burgués", que sirve también para recuperar esa época perdida.
Las novelas de Márai significan confesiones y develamientos. Suelen responder a estructuras más o menos similares y están cargadas de revelaciones que en realidad esconden secretos callados durante años. Esos secretos tienen que ver con los sentimientos y a su última verdad llega el autor a partir de extensos monólogos que van descubriendo lo escondido, lo recóndito, como quien quita capas de cebolla.
Kristóf Kómives es un juez de familia que debe dictar sentencia en el divorcio de Anna Fazekas, una mujer a la que conoció circunstancialmente en su juventud, y del médico Imre Greiner. Kómives está perturbado, aunque no sabe bien a qué atribuir esa perturbación, esa caída de su ánimo, de sus ganas de vivir. Márai presenta su confusión haciéndolo transitar por oficinas, palacios, fiestas, con notable pintura de ambientes e interrogantes que sólo se resolverán al término de esta novela que demora en develar su sentido.
Esa resolución, de la que es imposible hablar en detalle dado que constituye el todo de la novela, se conocerá cuando Greiner concurra al domicilio del juez para contarle que su mujer se ha suicidado y por lo tanto la audiencia del divorcio, prevista para la mañana siguiente, queda para siempre interrumpida.
Pero no será la noticia en sí el "acontecimiento" que se producirá en la larga noche en que Greiner hablará y Kómives asistirá a su monólogo como testigo silencioso, sino aquello que el médico le transmite y que significará un cambio en la perspectiva de la misma vida del juez. Un encuentro con su verdadera imagen.
La estructura de la novela recuerda mucho a "El último encuentro", novela con la que fue redescubierto Márai y en la que dos hombres viejos también se encuentran en la alta noche, como diría Borges, para dilucidar sus enigmas vitales. Sutil y compleja, de lento desarrollo y notablemente escrita, "Divorcio en Buda" es una muestra de alta literatura, de esa que hay que degustar lentamente, como quien bebe un vino caro, distinto, evanescente.
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