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 sábado, 30 de abril de 2005  
Otra de terror en una casa rural de Funes
Cinco encapuchados fueron a robar. Y uno jugó a la ruleta rusa con el dueño para que les entregara el dinero

Durante más de dos horas, cinco hombres encapuchados mantuvieron retenida en su finca a una familia dueña de un tambo en la zona rural situada entre Funes y Pérez. Los ladrones llegaron pasadas las 21.30 del jueves y se marcharon a la medianoche llevándose una camioneta cargada con electrodomésticos y 6.500 pesos en efectivo. La familia vivió un momento de horror cuando uno de los delincuentes le apoyó un revólver en la cabeza al dueño de casa jugando a la ruleta rusa. "Gringo, decime donde tenés más plata", le dijo. "Gatilló dos o tres veces", narró uno de los hijos del colono, quien por el shock perdió momentáneamente el habla. El Comando Radioeléctrico de Rosario recuperó la camioneta que los ladrones dejaron abandonada.

"En general se comportaron. Sólo que en un momento, cuando se pensaron que podía haber más dinero en la casa y mi viejo no se los daba, jugaron a la ruleta rusa en la cabeza de mi papá", explicó ayer Martín Di Bernardo, hijo mayor de la familia robada el jueves por la noche. "Le gatillaron dos o tres veces y mi viejo entró en un shock nervioso. Perdió la voz cuando los tipos le dijeron que le iban a hacer lo mismo a mi hermano. «Está bien. Vos no hablás, te vamos a pegar donde más te duela». Porque cuando le gatillaban, mi viejo bajaba la cabeza y miraba de reojo a mi hermano. Y ahí fueron a apoyarle el revólver en la cabeza a mi hermano y mi papá se quedó sin habla", contó el muchacho.


Horror en la oscuridad
Los ladrones aprovecharon la oscuridad de la noche del jueves y, cruzando un campo, llegaron a la finca de la familia Di Bernardo, que tiene sus 87 hectáreas de tierra en el comienzo de la polvorienta ruta provincial 34S, que une ambas localidades. La finca, a pesar de estar a poco más de cinco kilómetros del casco urbano de Pérez, está en jurisdicción de Funes.

"Yo ya me lo veía venir y le decía a mi viejo «vámonos»", contaba ayer por la tarde con sinceridad brutal Martín, quien se fue de la casa minutos antes de que llegaron los ladrones. "Llegué de cosechar a las 21.15 y vine a buscar a mi hijo de tres años porque lo estaba cuidando mi mamá. Dos minutos más tarde entraron los ladrones", explicó el muchacho de 32 años que vive en el caso urbano de Funes.

"Llegaron y cuando salió mi mamá, que los confundió con un primo, le preguntaron «¿acá es Di Bernardi?». No, les dijo mi mamá. «Acá es Di Bernardo». El tipo la miró y le contestó: «Entonces nos dijeron bien». Y entraron", comentó. Los delincuentes eran cinco hombres. Uno de ellos se quedó de campana fuera de la casa y los otros cuatro, todos encapuchados y armados, se metieron en la casa. "«Tranquilos que en la casa el que manda ahora soy yo»", dijo el líder de la banda.

Según comentó Martín, en la casa había seis personas. Su padre, de 57 años; la madre, de 52; una hermana de 30; otra de 25; un hermano de 15, un vecinito de 13 y una hora más tarde llegó el novio de una de las hermanas, de 26 años. La casa tiene tres dormitorios, un baño, una cocina comedor espaciosa y un living. Durante más de dos horas, ese fue territorio de los delincuentes. Afuera, quien hacía de campana vigilaba a las 52 vacas del tambo, los tres galpones y las decenas de animales que la familia tiene para uso doméstico.


Caras cubiertas
Los delincuentes tenían tres pistolas 9 milímetros y un revólver calibre 38. Sus caras estaban cubiertas. "Uno tenía una cuellera, otro un pañuelo y uno de ellos tenía una remera", como se cubren la cara en los motines. Cortaron las líneas telefónicas y desconectaron los celulares. No estaban drogados ni borrachos. "La verdad que se comportaron porque revisaron las habitaciones con mis hermanas y no les tocaron un pelo", dijo el hijo de los Di Bernardo. A la familia las ataron con cables, sogas y jirones de toallas que había en la casa. Primero los tuvieron retenidos en la cocina y después los llevaron al living.

"Vaciaron hasta la heladera", explicó el joven. "Se llevaron la manteca, queso, un pollo. Tenían mucha hambre y se enojaron porque no había más gaseosa. Le dijeron «Gringo de mierda, me estoy llevando esta plata y en la heladera hay una sola gaseosa, cómo no tenés una birra»", contó Martín. Tras dos horas los delincuentes pidieron las llaves de la Ford Ranger doble cabina gris metalizada de la familia, la cargaron con electrodomésticos y se fueron. "Medio que no la sabían manejar", dijo Martín. "Mi hermanos se las puso en marcha y la sacó del galpón", contó. Cuando se fueron era medianoche. A la camioneta la encontró el Comando ayer por la tarde en Biedma y Las Palmeras.

"Se llevaron 6.500 pesos, un televisor, un DVD, un equipo de música, una consola de play station, el decodificador del cable. Hablaron de 15 mil dólares, pero no. No manejamos esa plata. Somos productores chicos", dijo Martín.
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El tambo de la familia asaltada.

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