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sábado,
30 de
abril de
2005 |
Afición motoquera
Trabajador, buen vecino y fan de las motos. Así lo describieron a Cristian Thompson, que tenía tres hermanos, dos de ellos casados. Era padrino de bautismo de una de sus sobrinas. En la casita de la calle Crespo vivía con su hermano menor y con los padres.
"Todos los miércoles cuando volvía de trabajar se pegaba una ducha y salía para las reuniones del grupo Custom. Además de su amor por las motos, Cristian participó en varias caravanas solidarias. Era un pibe buenísimo. Nunca tuvo problemas y el único vicio que tenía era el pucho", recordó Miguel. Cristian era hincha de Central y jugó para el club de Arroyito hasta las 14 años. Después pasó por Pablo VI y finalmente colgó los botines. Su familia lleva 44 años en el barrio y el chico fue a la escuela Santa Isabel de Hungría y terminó la secundaria en un Eempa. Desde entonces, su vida fue trabajar y disfrutar de su afición motoquera.
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