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sábado,
30 de
abril de
2005 |
Panorama político
La hora de abrir la caja
Mauricio Maronna / La Capital
El gobernador Jorge Obeid debería utilizar la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura para hacer un relanzamiento de su gobierno, el que, hasta ahora, luce cuanto menos inactivo y con indisimulables problemas de gestión.
Las derivaciones de la cacería desatada en la cárcel de Coronda generaron en el estado de ánimo de algunos funcionarios provinciales la irrebatible sensación de que su tiempo en la administración había terminado. "Tenés que oxigenar el Ministerio de Gobierno, lo mejor es que nos cambies", le dijo, palabras más, palabras menos, un secretario de Estado al titular de la Casa Gris cuando, la semana pasada, el escándalo dominaba la agenda mediática nacional. Obeid, lejos de aceptar la catarata de renuncias que parecían sobrevenir, confirmó a todo su elenco y, apenas, se permitió decir que a los cambios los hará cuando lo crea conveniente.
Pero algunos de sus más estrechos colaboradores creen advertir que en los últimos días hay un cambio de estilo. De hecho, el gobernador citó a varios ministros y, delante del titular de Hacienda, Walter Agosto, y de Julio Barberis, los conminó a que, uno por uno, vayan desempolvando los temas pendientes en sus respectivas carteras.
Dicen que la lapicera para firmar expedientes y decretos consume en esta semana más tinta que la utilizada desde el 11 de diciembre de 2003. Aunque el gobernador ha dicho que la derogación de la ley de lemas y los resultados de su viaje a China serán los dos "hitos" por los cuales será recordada su gestión, nada de eso se traduce en las encuestas. Una fuente oficial dijo a La Capital que el último sondeo encargado a un encuestador de la ciudad de Santa Fe "le da bastante mal" al Ejecutivo provincial en la mayor parte de la geografía de la provincia. A veces los sondeos están de más. Con confrontar la realidad basta y sobra.
Y si de confrontar se trata, las realidades de las ciudades de Rosario y Santa Fe parecen darles entidad a quienes sostienen que en la geografía de la bota coexisten provincias distintas. El propio mandatario lo tiene asimilado. "Rosario es nuestra Nueva York", dijo no hace demasiado tiempo.
La gestión del intendente de la capital, Martín Balbarrey, encrespa los ánimos de toda la paleta interna del justicialismo. "Esto es tierra de nadie, no se dedica ni a pintar los juegos de las plazas", fue la imagen que eligió un habitante de la Casa Gris a la hora de evaluar la realidad.
Una deuda capital
Se escribió casi en paralelo al inicio de su nuevo mandato como gobernador que Obeid tenía ante sí un desafío tan difícil como impostergable: lograr que su ciudad cambie el rostro, legitimando desde la gestión la escasa cosecha de votos del 7 de septiembre del 2003, donde fue derrotado por el sublema de Alberto Hammerly. Las secuelas por las trágicas inundaciones, los focos de pobreza y la escasa participación de la capital al sello productivo de la provincia siguen siendo materias pendientes de la administración justicialista.
Para suerte de Obeid y, para ser justos, de todo el PJ santafesino, Néstor Kirchner ha decidido que la provincia de Santa Fe se convierta en la nueva madre de la batalla electoral del 23 de octubre.
Con Eduardo Duhalde levantando la bandera de rendición antes de que comience la batalla, no son pocos los que, hoy por hoy, se preguntan por los beneficios que le acarreará al gobierno nacional jugar la primera dama. "Les quedó claro hasta a los gurkas del duhaldismo que Cristina gana con comodidad. Ahora la pregunta es hasta qué punto le conviene embarrarse en los meandros del conurbano. Por más que la pelea se haya ganado sin disparar un solo tiro, a la hora de la campaña tenés que caminar con (Manuel) Quindimil, (Hugo) Curto, (Alberto) Descalzo, (Alberto) Balestrini... Y eso es el tren fantasma. A la primera dama se le van a ensuciar los zapatitos", radiografía un operador con despacho cercano al de Kirchner.
La ecuación es simple: cree que en Santa Cruz ganaría con el 80% sin necesidad de despeinarse o que en Capital Federal despejaría las dudas que hoy existen respecto de la suerte electoral del kirchnerismo.
El derrotero del PJ en provincia de Buenos Aires sirve para demostrar la formidable captación mediática que logró el oficialismo. La primera dama no solamente se excusó de pronunciar palabra alguna sobre las necesidades del primer distrito argentino en estos dos últimos años, sino que en lo que se interpretaba iba a ser su lanzamiento formal (el acto del miércoles pasado en Obras Sanitarias) se convirtió en un paraguas para cubrir la fenomenal mezcla de ex ultramenemistas y ex duhaldistas que Alberto Fernández puso en la coctelera del históricamente impresentable PJ porteño.
Muy pocos santafesinos repararon en un dato que pone blanco sobre negro el cambio de situación: hasta el senador Carlos Reutemann (quien tuvo un durísimo choque verbal con Fernández a comienzos del 2004 por los fondos que el gobierno nacional giró a Santa Fe) envió su adhesión al acto.
Creer o reventar: cualquier dirigente de peso que intenta mantener su autonomía baja del avión presidencial (aunque por ahora no sea el Tango 01) con la letra K pegada en su rostro. Algo así como la yerra del poder.
Con encuestas en la mano, el santacruceño sabía que, de no mover el escenario, Hermes Binner le propinaría una paliza histórica al justicialismo en una provincia cuantitativamente importante para el futuro de la gobernabilidad en el Parlamento. Los nueve diputados que se elegirán en la comarca resultarán vitales como los de Buenos Aires y Córdoba.
Apenas culminó la etapa germana, el nombre de María Eugenia Bielsa saltó al lugar más visible de la marquesina y su eventual candidatura abrió un capítulo pletórico de sobreactuaciones y puestas en escena. De pronto, los justicialistas pura sangre que la descalificaban por hacer pública su pertenencia "no peronista" llenaron sus gargantas de flores para endulzar los oídos de la presidenta del Senado. La misma que al bajar un retrato de Evita en la Cámara alta se ganó tantos repudios desde el PJ como Kirchner desde el frente militar cuando hizo subir a un banquito al general Roberto Bendini para que descolgara e un cuadro del ex dictador Jorge Videla.
Imaginar a Kirchner, Reutemann, Bielsa y Rosatti en un mismo palco les hace recobrar adrenalina a los peronistas santafesinos. El presidente, más allá de ungir al Lole como su probable sucesor, necesita de él para que recorra la provincia (algo que el senador ha comenzado a hacer), se ponga la campera roja y le arroje algunos mandobles a la oposición.
¿Adiós a la transversalidad?
¿Kirchner criticará a los socialistas a la hora de hacer campaña en Santa Fe? ¿Binner enfocará sus cuestionamientos al presidente? ¿Es verdad que la transversalidad ha muerto? El tiempo despejará estos interrogantes.
Mientras socialistas y radicales terminan de preparar su oferta electoral, ahora todos miran a Obeid y le exigen que rompa el chanchito. Con el aumento de las asignaciones y el decreto de resarcimiento a comercios no formales víctimas de la inundación muchos creen que el jefe de la Casa Gris ha decidido relanzar su gobierno. "Hay que empezar a licitar y a tener las máquinas arriba de la ruta", aconsejó un exitoso intendente del centro norte. "Así será. En mayo comienzan las licitaciones en las áreas Recursos Hídricos, Infraestructura y Obras Públicas. Es una vergüenza que los ministerios tengan los presupuestos subejecutados", admitió alguien muy cercano al gobernador.
La realidad empieza a teñirse con tonalidad de campaña electoral.
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