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 sábado, 30 de abril de 2005  
Hogar y escuela
Clases de salud

"Las escuelas funcionan como acompañantes de la familia, muchas veces más que las áreas de salud, porque los niños van al médico sólo una vez cada tanto pero en la escuela están muchas horas, a veces más que en la casa. La Sociedad Argentina de Pediatría sostiene que el trabajo debe hacerse siempre con la familia porque hay que remarcar que el niño proviene de allí y volverá a ella", remarca la doctora Alicia Lukin, secretaria del Grupo de Trabajo de Salud Escolar de la institución. "Si en la escuela se dejara de vacunar a los niños diciendo que para eso debieran ir a los vacunatorios, si se les dejara de dar de comer porque eso tendría que hacerlo la familia eso no asegura, como estrategia única, que los niños se vayan a vacunar o que coman", sintetiza la profesional.

Ese trabajo que debe hacerse "en conjunto" abarca, según explica la especialista, "desde el cuidado personal, las vacunas y la prevención de enfermedades hasta el movimiento en espacios más saludables" ya que según su visión "el hecho de que los chicos estén en la escuela no quiere decir que los padres queden al margen de jugar su rol en el cuidado de sus hijos", agrega.

La respuesta que debería dar la escuela pasaría por sentar criterios para diseñar acciones conjuntas entre las áreas de educación y de salud para que, involucrando a las familias, se pueda lograr la continuidad de la atención.

La pediatra enfatiza que los cuidados en la etapa escolar no deberían ser muy diferentes a los que el niño demanda a lo largo del resto de sus etapas de crecimiento y desarrollo. "La intención es que los padres se puedan apropiar del cuidado y de la salud de los chicos. Esto no tiene que ver con el nivel de recursos económicos de la familia, ya que en ámbitos de altos recursos van al médico con la empleada, cosa que es entendible si ambos padres trabajan, pero no siempre es así".

La realidad, según observa, es que las familias están cada vez más desbordadas por necesidades insatisfechas pero que cuando las funciones paternas y maternas se cumplen, se logra un equilibrio.

La escuela, como espacio de educación para la salud, puede ofrecer a los niños conocimientos y advertencias que luego trasladarán a su medio familiar, muchas veces impulsando a modificar costumbres arraigadas. A veces, las tareas de vacunación, de revisación médica y de alimentación a través de los comedores escolares vienen a suplir carencias en el ámbito de la familia.


Control odontológico
De acuerdo con un trabajo realizado a instancias de la Sociedad de Pediatría las patologías más frecuentes halladas en la escuela y contra las que se han emprendido acciones exitosas son las odontológicas: "Trabajando un modelo de higiene bucal con odontólogos en la escuela, con las familias y con la ayuda de docentes y de no docentes, se logró reducir las caries en un 50 por ciento en un período de 3 años", comenta la doctora Lukin.

La base de esta campaña realizada en escuelas de Capital Federal se centró en definir las pautas de un correcto cepillado y en el cambio de algunos hábitos alimentarios. "Se planteó que los niños lleven esos cambios a la casa, y que por ejemplo les cambiaran los cepillos de dientes que estaban usando y que ya no les servían", comentó.

La doctora Lukin insiste en que este tipo de actividades no pueden ser ajenas a la escuela, entre otras cosas porque "un chico que tiene caries no puede prestar atención, molesta en clase, no puede comer bien, y esto se resuelve con educación para la salud".

En las experiencias de este tipo no necesariamente han intervenido médicos en forma directa en las escuelas, sino que en ocasiones se ha capacitado a los docentes para que las lleven a cabo.

La doctora asegura que los controles sanitarios que se realizan en el edificio de cada escuela respecto del agua, de la higiene de los baños y de la electricidad "están muy reglamentados" por las respectivas secretarías de los gobiernos y en general esas reglamentaciones "se respetan", aunque "varían de acuerdo con las limitaciones económicas de cada lugar".

A veces esas vicisitudes económicas generan, según advierte, situaciones paradójicas: los kioscos en las escuelas muchas veces se instalan con el objetivo de obtener fondos, pero terminan ofreciendo a los niños productos que tienen muy poco que ver con una alimentación saludable.

Marcelo Rodríguez


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