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 sábado, 30 de abril de 2005  
Mercados
Retorna el clásico local: dólar versus tasa
Frente al nuevo escenario el Central comenzará a abandonar la política del tipo de cambio fijo

Argentina espera para dentro de 10 días el fallo estadounidense que levante el embargo sobre 7 mil millones de dólares en bonos argentinos. Mientras tanto, los mercados locales tomaron un rumbo bajista, con una tasa de interés local en franco ascenso y un contexto internacional muy hostil que desanimó la inversión en todas las Bolsas del mundo. Así, abril termina languideciendo, de cara a los últimos meses de tipo de cambio fijo, tasa de interés baja e inflación controlada.

En los últimos días se nota el principio del fin del tipo de cambio fijo en la República Argentina. El gobierno desde la salida de la convertibilidad devaluó el tipo de cambio de 1 a 1,40 peso por dólar y a partir de allí se produjo una loca carrera devaluatoria que llevó al tipo de cambio a cotizar en 4 pesos por dólar. Luego vino una etapa de reacomodamiento en precio a la baja que lo llevó a cotizar en el rango de precios 2,80-3, donde permanece desde hace más de dos años.

Pero en abril el Banco Central de la República Argentina (BCRA) comenzó a intervenir activamente en el mercado comprando más de 400 millones de dólares, y se espera que en los meses de mayo y junio adquiera como mínimo 1.400 millones de dólares adicionales, y para ello deberá emitir pesos y luego absorberlos vía endeudamiento en el mercado financiero. Por ende, deberá emitir y endeudarse por un total de 5.200 millones de pesos.


El stock del Central
Hay que tener presente que el BCRA ya tiene un stock de deuda de 23.000 millones de pesos, y un 20% de dicha deuda vence cada 30 días, porcentaje que mes a mes va in crescendo. En los últimos 30 días el mercado se mostró más renuente a prestarle pesos alegremente al BCRA y la tasa a la que consiguió el dinero fue del 4,54% anual cuando hace menos de 30 días atrás conseguía estos fondos a menos del 3% anual. Esta suba del 50% no luce como transitoria sino que estaría convalidando un escenario de inflación más alto que el esperado por el propio equipo económico y las autoridades del Banco Central.

A este ritmo parecería que de cara a los próximos dos meses la tasa de interés pasará a ocupar el centro de la escena financiera. La tasa de interés a 30 días podría ubicarse en torno del 7% anual, mientras que a un año de plazo podría colocarse en niveles similares a la inflación proyectada que se ubica en el 10% anual para los analistas de mercado, en el 10% para el Ministerio de Economía y 8% para el presidente del BCRA.

Si se continúa en una política de tipo de cambio fijo, con tasas de interés en aumento e inflación creciendo, la competitividad de nuestros productos caerá y nuestras exportaciones se desacelerarán mientras que las importaciones aumentarán al amparo de mejores precios para competir con los productos locales. Si esto ocurre disminuirá el saldo de la balanza comercial y por ende sobrarán menos dólares en el mercado. Por lo tanto, si la demanda de dólares del gobierno para pagar la deuda reestructurada continúa y si a esto le agregamos la demanda de dólares del sector privado, la oferta no alcanzará a satisfacer la demanda y el precio arbitrará a la suba.

Como el gobierno no dejará que esto ocurra porque podría transformarse en una situación inmanejable, en los próximos meses tratará de dejar deslizar el precio del dólar a la suba con el fin de lograr un superávit de la balanza comercial más positivo, alentando las exportaciones y sustituyendo importaciones de modo de lograr un mayor oferta de dólares en el mercado doméstico.


El enemigo de la Bolsa
Como conclusión, de cara a los próximos meses la tasa de interés local mostrará un fuerte aumento, lo que atentará contra la evolución positiva de los títulos privados ya que el peor enemigo de la Bolsa es la tasa de interés. Como subirá la tasa de interés en pesos los títulos públicos nominados en dicha moneda mostrarán un comportamiento negativo, a pesar de que su capital ajuste por inflación.

A partir de julio en adelante, como se termina la exportación de la cosecha gruesa el saldo de la balanza comercial dejará de ser altamente superavitario, por ende el gobierno abandonará la política de tipo de cambio fijo para realizar deslizamiento en el precio del dólar de modo tal de alentar las exportaciones y sustituir las importaciones que son los dos motores del actual plan económico.

El contexto internacional podría ser muy hostil para nuestro país, ya que en mayo y junio cabe la posibilidad de nuevas subas en los tipos de interés en Estados Unidos fortaleciendo al dólar y derribando el precio de los productos primarios que exportamos. En un contexto de este tipo los más perjudicados son los países emergentes, a los que exportamos la mayor parte de nuestras manufacturas de origen industrial. Por otra parte, los problemas institucionales desatados en algunos países latinoamericanos aumentarán el riesgo de la región, por lo cual es muy probable que las inversiones sigan siendo amarretas en nuestro territorio.

Para finalizar, las acciones seguirán sin mostrar un gran atractivo ante la presión alcista de la tasa local e internacional. Los bonos tanto en dólares como en pesos corren igual suerte que las acciones. Todo estaría dado para que de julio en adelante vuelva el clásico que convoca a la mayoría de los argentinos: dólar versus tasa. Se puede ser hincha de cualquiera de los dos, lo que queda claro en este contexto es que pierde la producción y vuelve la patria financiera. En este clásico muy pocas veces hay empate y el dólar viene ganando varios campeonatos en Argentina.
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