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 miércoles, 20 de abril de 2005  
El sucesor
La angustiosa experiencia de la Segunda Guerra

En mayo de 1945, miles de prisioneros de guerra alemanes marcharon por una carretera hacia la población bávara de Bad Aibling. Entre ellos estaba Joseph Ratzinger, de 18 años, quien apenas días antes había arriesgado su vida al desertar del ejército alemán. "En tres días de marcha, caminamos por la vacía carretera, en una columna que gradualmente se hizo interminable", recordó el ahora nuevo Papa en sus memorias, escritas muchos años después.

"Los soldados estadounidenses nos tomaron fotografías ... a fin de llevar a sus hogares recuerdos del derrotado ejército y de su desolado personal", añadió.

Como su predecesor, Juan Pablo II, Ratzinger estuvo marcado por la Segunda Guerra Mundial. Karol Wojtyla fue obligado a trabajar en una cantera y logró escapar a duras penas de una redada organizada por las tropas nazis en Cracovia. También la experiencia de Ratzinger fue angustiosa. Especialmente su decisión, a fines de abril o comienzos de mayo de 1945, de abandonar su unidad militar, podría haberle costado la vida.

Las temibles unidades paramilitares de asalto nazi, las SS, tenían órdenes de fusilar a desertores en el lugar que los encontraran. Ratzinger contó en sus memorias que en cierta ocasión fue detenido por otros soldados.

"Gracias a Dios eran soldados que estaban hartos de la guerra y no querían convertirse en asesinos", escribió en su libro "Aus meinem Leben" (acerca de mi propia vida), que abarcó el período 1927-1977.

Los soldados lo dejaron ir, y poco después, Ratzinger logró reunirse con su padre, Joseph, y su madre, María.


En la juventud hitlerista
En 1941, Joseph Ratzinger, de 14 años, y su hermano, George, se enrolaron en la juventud hitlerista, cuando se convirtió en algo obligatorio para todos los adolescentes. Poco después, según contó en otro libro de memorias, "La sal de la tierra", se le permitió abandonar la organización pues expresó su deseo de estudiar para sacerdote.

En el año 1943, como otros adolescentes, fue reclutado para servir en una brigada antiaérea que defendió una planta de la empresa automotriz BMW en las afueras de la ciudad de Munich.

Cuando cumplió los 18 años, el 16 de abril de 1945, fue sometido a entrenamiento básico en el ejército, apenas semanas antes de la rendición de Alemania a los aliados.

Tras retornar a su hogar, llegaron soldados estadounidenses, y establecieron su cuartel general en la vivienda que tenían sus padres, en las afueras de la población de Traunstein.

Ratzinger fue identificado como soldado alemán, y fue inmediatamente hecho prisionero. Vivió en un campamento de prisioneros durante algunas semanas.

Su ansiada liberación llegó el 19 de junio de 1945. Ratzinger retornó a su hogar en Traunstein, en un camión que repartía leche.
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