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 sábado, 16 de abril de 2005  
Una masacre esperable. La angustia de familiares de las víctimas en Tribunales
"Estando allá corren peligro de muerte"
Pidieron el traslado a Rosario de los presos. Y remarcaron que no pudo haber tragedia sin luz verde de la guardia

Andrés Abramowski / La Capital

Familiares de presos de la cárcel de Coronda reclamaron ayer el traslado definitivo de los internos rosarinos a penales de esta ciudad, porque "allá corren peligro de muerte". Al tiempo que exigían visitar a sus esposos o hijos detenidos "este domingo", se quejaron de no haber recibido información sobre la situación actual y dispararon duro contra la custodia: aseguraron que la masacre del lunes tuvo luz verde de los guardias "que siempre buscan perjudicar a los rosarinos". Algo parecido se escuchó también en Tribunales, pero de boca de reclusos que habían sido trasladados desde Coronda (ver aparte) para declarar en sus respectivas causas: "Fue una venganza, nos entregó la policía".

Cerca de un centenar de personas colmó ayer a la mañana las escalinatas de Tribunales. Todos coincidían en que la masacre no se podría haber perpetrado sin la anuencia de guardias. "Conocemos la cárcel. Es imposible que vayan libremente del pabellón 1 al 11. Hay como una cuadra.

Redactaron a mano un petitorio para presentar ante la Justicia y una comisión de madres fue recibida por el secretario local de la Corte Suprema, Jorge Giandoménico. La mayor preocupación era de quienes tienen familiares presos en el fatídico pabellón 11, donde asesinaron a nueve internos. "No sabemos como están, no tenemos información, queremos verlos", repetían como un mantra mujeres de todas las edades, madres y esposas, algunas desesperadas, todas indignadas. Sin identificarse por miedo a las represalias que pudieran recibir los internos, coincidían en que "los tienen encerrados a pan y agua, sin ropa y sin frazadas, les sacaron todo". La fuente de esa información era "la madre de un chico que ayer estuvo" en la cárcel.

El primero de los ocho puntos esbozados en su petitorio era el "traslado definitivo" de los presos rosarinos a cárceles locales. Sin embargo, al indagar en las razones, rápidamente aparecían otras cuestiones: "Los guardiacárceles tratan muy mal a las visitas rosarinas -afirmaban- y además cada vez que vamos tenemos que llevarles ropa y zapatillas, porque se las roban. Hasta tenemos que darles comida y elementos para que limpien".

Otros requerimientos eran subsidios para que las familias sin recursos pudieran costear el sepelio de los internos asesinados o para que, para quienes tienen sus parientes vivos, puedan viajar a visitarlos. También se exigió acelerar las causas de los procesados -hubo dos entre los muertos y uno entre los heridos- y "que el gobierno provincial se haga cargo de la masacre".

También se pidió "la intervención de la cárcel de Coronda" y se escucharon críticas contra el paredón que el gobierno quiere levantar para dividir el penal en dos sectores incomunicados.

"Los guardias son todos santafesinos y los prefieren a ellos, odian a los rosarinos. No sólo a los presos, a las visitas también nos verduguean. Si vamos con zapatos con taco, tenemos que ir a comprarnos ojotas o pasar descalzas; si a una guardia no le gusta la remera que llevamos tenemos que salir a comprar ropa para poder pasar", se quejó una madre.

Al margen de la bronca del momento, quedaba claro que para una familia rosarina tener un preso en Coronda es muy complicado más allá de esta coyuntura descarnadamente trágica. "Un viaje a Coronda te sale entre 100 y 150 pesos", comentaban casi entre ellas un grupo de mujeres, y sacaban cuentas: "Además de los pasajes y la comida para quienes vamos, tenemos que llevarles ropa y zapatillas por la cantidad de robos que hay adentro de la cárcel. Y también algo de comida comible y elementos de higiene, que ahí por supuesto no tienen".
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Los familiares redactaron un petitorio.

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