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 sábado, 16 de abril de 2005  
El defensor de Quilmes se encuentra acusado de "injuria calificada con agravante de racismo"
La fianza permitió el regreso Leandro Desábato
El jugador fue liberado anoche tras estar detenido 36 horas en una comisaría de San Pablo y volvió rápidamente al país

El futbolista argentino Leandro Desábato, de Quilmes, fue liberado ayer tras pagar una fianza de 3.900 dólares y regresó a Argentina, luego de permanecer detenido durante más de 36 horas acusado de racismo por haber insultado a su colega Grafite, delantero de Sao Paulo, haciendo alusión a su pertenencia a la raza negra.

El defensor viajó a las 18.45 hacia Buenos Aires -llegó anoche- junto con otros seis jugadores que integrarían el equipo mañana ante River, por la 9ª fecha del Clausura. El resto de la delegación quilmeña regresó más tarde (22.30), mientras que Luis Rueda y Raúl Saavedra recién lo harán hoy.

El argentino está acusado de haber cometido un "delito de injuria calificada con agravante de racismo" y fue autorizado a salir de Brasil, tras firmar un documento en el que se compromete a regresar cada vez que la justicia se lo solicite.

Desábato abandonó la comisaría donde estaba detenido poco después del mediodía vestido con la camiseta azul de Quilmes y fue insultado por una decena de simpatizantes de Sao Paulo, que aguardaron su liberación.

Luego de haber efectivizado el pago de la fianza, los letrados del argentino subrayaron que la prisión del atleta "fue un abuso".

"No había necesidad de detenerlo en público, en el medio del estadio y de haberlo mantenido dos días en prisión", sostuvo el abogado Carlos Méndez.

Los abogados del futbolista "cervecero" habían intentado pagar la fianza el jueves, pero no consiguieron reunir el total del dinero antes del horario del cierre judicial.

Desábato debe responder por "injuria calificada con agravante de racismo", delito que prevé prisión de entre uno a tres años.

Para el arquero Marcelo Pontiroli la denuncia y la acusación contra su compañero fue premeditada y existía un clima adverso contra el equipo argentino.

"Fue premeditado, la prensa influyó, hubo muchas cámaras de TV siguiéndonos. Le tocó a Desábato pero le pudo haber sucedido a cualquiera", expresó Pontiroli.

Para el guardameta, todo comenzó en el cotejo de ida jugado en Quilmes porque "tras ese encuentro el entrenador de San Pablo, Leao, le expresó a la prensa brasileña que nosotros los tratamos de negros de mierda y de macacos. Pero Desábato intercambió la camiseta con Grafite al final del partido. Cuando llegamos a Brasil, en los diarios Grafite señaló que si nos hacía un gol le regalaba una banana a todos los defensores".

En cuanto al insulto que le habría proferido Desábato, Pontirolli fue claro "lo que le dijo a Grafite fue ahora, la banana te la vas a tener que meter en el orto".


"Un chivo expiatorio"
El diario Folha de San Paulo, el más vendido de Brasil, advirtió ayer que el argentino puede haberse convertido en "chivo expiatorio" de la rivalidad futbolística entre ambos países.

"Desábato obviamente cometió un delito (injuria agravada por racismo), pero parece estar pagando sólo por las rivalidades de varias generaciones de jugadores argentinos y brasileños", publicó ayer Folha en su principal editorial.

Para Folha de San Pablo, "salta a los ojos el celo con que las autoridades están cumpliendo las determinaciones legales. No hay partido de fútbol en que jugadores no intercambien insultos, frecuentemente de carácter prejuicioso".

"Ningún caso que se sepa resultó en una queja y una prisión en flagrante. Al aplicar la ley con tanta diligencia contra un argentino, se puede estar incurriendo en el mismo tipo de prejuicio que la legislación apunta a cohibir", agregó.

"El episodio tiene el mérito de dar evidencia internacional al gran problema del racismo dentro y fuera del fútbol. Hay algo de simbólico y de pedagógico en la prisión de Desábato, pero queda también la incómoda sensación de que fue transformado en un chivo expiatorio", concluyó Folha de San Pablo. (Télam)
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Desábato debió pagar 3.900 dólares.

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