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miércoles,
13 de
abril de
2005 |
El hombre de los dos infiernos
Sergio Pablo Frías tenía 32 años y estaba en la cárcel de Coronda purgando una pena de 14 años por homicidio en ocasión de robo calificado. Es probable que antes de ser sorprendido por esa muerte sangrienta en el presidio aún hubieran estado frescos los tétricos recuerdos de lo que vivió el 15 de noviembre de 2000. Era uno de los cautivos de la otra gran tragedia carcelaria de la provincia de Santa Fe, en el penal de la comisaría 25ª de Pueblo Nuevo, en Villa Gobernador Gálvez.
Ese día murieron calcinados trece presos y Frías fue uno de los sobrevivientes, aunque con un gran costo en secuelas físicas y psicológicas. "Sufro lo ocurrido en la seccional 25ª sin poder sacármelo de la mente", reveló en un hábeas corpus que había presentado en abril de 2001 a través de la Coordinadora de Trabajo Carcelario. Luego de aquel desastre, Frías fue alojado en el penal de la seccional 3ª. En su recurso pedía asistencia médica debido a los problemas respiratorios que sufría por haber inhalado humo tóxico de los colchones en el incendio de Pueblo Nuevo.
Entre otras cosas, Frías pedía ser trasladado a una seccional cercana a su familia, en la zona sur, porque no podía ver a su mujer e hijos por falta de recursos para viajar hasta el centro. Pero el mismo día que la CTC presentó el hábeas corpus, Frías fue trasladado al penal de Coronda, al parecer, sin que mediara resolución judicial. Allí, años más tarde, el infierno volvió a tenderle una trampa; esta vez mortal.
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