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miércoles,
13 de
abril de
2005 |
Una masacre esperable. La mayoría de los muertos tenía entre 21 y 33 años
Los nombres propios del drama
Casi todos purgaban condena por robo. Uno era sobreviviente de la seccional 25ª
Andrés Abramowski / La Capital
La mayoría de los 13 internos que perecieron en la cárcel de Coronda estaban purgando condenas por robo calificado, aunque algunos habían llegado allí por homicidio. Dos estaban procesados. Además uno de los asesinados, precisamente el único al que se calificaba como "de conducta ejemplar", había sobrevivido a la otra gran tragedia penitenciaria de la historia santafesina: el incendio en el penal de la comisaría 25ª de Villa Gobernador Gálvez, el 15 de noviembre de 2000, que también produjo 13 muertes.
Según información distribuida por el gobierno provincial, los internos fallecidos hasta ayer tenían entre 21 y 33 años. Fabián Ezequiel Benítez, de 22 años, cumplía una condena de 5 años y seis meses por robo calificado. Oriundo de Villa Gobernador Gálvez, Benítez ya había sido noticia en este diario en mayo pasado, cuando resultó herido de gravedad en otra gresca ocurrida en el pabellón 10 penal corondino. El joven había recibido una herida de arma blanca debajo de la tetilla izquierda y debió ser internado en el Hospital Cullen. Anteanoche no tuvo la misma suerte.
Otro recluso asesinado, Ramón Andrés Valenzuela, de 30 años, condenado por robo calificado a 5 años y nueve meses, también había resultado herido en aquel incidente. También estaban condenados por robo calificado Diego Hernán Aguirre, de 23 años, y Cristian Adrián Heredia, de 27. Ambos purgaban penas de 7 años.
Por robo calificado y privación ilegítima de la libertad tenían sentencia Walter Enrique Gómez, de 33, sentenciado a 6 años y seis meses; José Itatí García, de 29, a 13 años y tres meses; Juan Manuel Ortigoza, de 27 años, con una pena de 8 años y seis meses. También entre los muertos había un procesado por robo esperando su condena: Amelio Abel Mercado, de 26 años.
Dos de los internos asesinados eran hermanos y compartieron una horrenda singularidad: fueron los dos únicos que murieron calcinados. Sin embargo, Ramón Alberto Duarte tenía 27 años estaba procesado por robo calificado y tenencia de arma de guerra, esperando que la Cámara Penal de Rosario se expidiera sobre su futuro. En cambio, su hermano Sergio Damián, de 24, estaba condenado a 12 años de prisión por homicidio calificado. Fue en noviembre de 2000, cuando asesinó a un vecino e "histórico rival" -según consigna este mismo diario en su edición del 10 de septiembre de 2003- de un disparo en la cabeza que le efectuó por la espalda en inmediaciones de Einstein y Magallanes.
Una historia difícil de creer es la de Sergio Pablo Frías, de 32 años (ver aparte), quien estaba condenado a 14 años de prisión por el delito de homicidio en ocasión de robo calificado. Frías había sido uno de los sobrevivientes al incendio del penal de la seccional 25ª de Pueblo Nuevo.
Carlos Ariel Barreto tenía 26 años, un hijo y estaba condenado 8 años de prisión por robo calificado. Según decían sus familiares a las cámaras de televisión ayer por la mañana, "le faltaban dos o tres meses para salir". También remarcaron que el muchachos les contaba acerca de "las broncas" que había en el penal y que les pedía insistentemente que lograran su traslado a otra cárcel.
Heridos
Al cierre de esta edición permanecían con heridas de diversa consideración Julio César Portella, de 20 años, condenado a 5 años y ocho meses por robo calificado e internado en la sala 6 del Hospital José María Cullen de Santa Fe; en la sala penitenciaria del mismo efector estaba Luciano Javier Urquiza, de 26, procesado por robo, y Jorge Raúl Yanuzzi, de 27, quien purga una pena de 10 años y cuatro meses por tentativa de robo, tentativa de evasión, privación ilegítima de la libertad y robo.
Por otra parte, en el hospital del penal corondino permanecían Pablo Andrés Arroyo, de 26 años, condenado a 20 años de prisión por robo y homicidio calificado, y Mauricio Ahumada, de 22, quien purga una pena de prisión perpetua por haber matado a una mujer e intentado asesinar a otras dos personas en un intento de robo en Casilda, ocurrido en 2001.
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