Embrujo coloso: Newell's no puede ganar en el Parque

Alejandro Cachari / Ovación

Un capítulo más de la misma historia. Esta vez, la acción está matizada por un cierto halo de mala fortuna que muy pocas veces se puede emplear como excusa para el fútbol, pero bien podría incorporarse en este caso. Al menos en una pequeña dosis.

Newell's debió ganarle a Argentinos Juniors. Pero no lo hizo. Es más, pudo perderlo. Cuando lo empató estaba más cerca del cachetazo que del arco de Anguila Gutiérrez, uno de los bastiones de Chiche Sosa.

Otro partido más en el Coloso sin victorias. Con libreto similar. Sin potencia ofensiva, o en todo caso con un barullo enorme de tres cuartos hacia adelante. Con un gol de un defensor para apagar el incendio en una jugada polémica por la posición del Burrito Ortega. Invicto, a esta altura flaco invicto de un campeón que no se puede jactar de tal hasta que no haga de su cancha un territorio inexpugnable para los adversarios. Eso va a ser bastante complicado si los rojinegros siguen tentando al demonio con una línea de tres en el fondo que juega en línea. Por milagro y por Villar Newell's tiene apenas dos goles en contra. Pero esa estadística hay que revisarla video en mano. Es engañosa.

Debió ganar, pero no encontró la forma. Por momentos desequilibró a Argentinos, pero no supo cómo derribarlo. De a ratos se descompensó de tal manera que si el rival hubiera sido más pretensioso bien podría haber liquidado el pleito.

Esta última referencia está bien ubicada en tiempo y espacio. El próximo visitante del Coloso es River. Cualquiera de las ventajas otorgadas ayer por el sistema utilizado podría ser tranquilamente facturada por los millonarios. Se deja expresamente consignado que la actuación individual de los integrantes de la última línea rojinegra fue altamente satisfactoria. Y sólo los aportes estancos disimularon hasta aquí los inconvenientes del funcionamiento. A esto se debe sumar, para el próximo partido (ante Instituto en Córdoba), las ausencias de Belluschi y Rosada, dos de los mediocampistas que compensan la inferioridad numérica del fondo.

Profundizaciones y proyecciones a un costado, el campeón dispuso de más de media docena de opciones para ganar. Y algunas de ellas, como la de Capria a 11' del final limitaron con lo insólito. En vez de asegurarla, el Mago le pegó tres dedos abajo del arco después de una gran jugada de Esnaider. Ese fue el mayor aporte del marplatense a la causa leprosa.

En una contra clásica y especialmente diseñada para equipos que defienden con tres, Carrario esperó que Pisculichi traspase la línea de la pelota y la obsequió para que Leonardo se la ponga en el pecho a Marini: media vuelta y golazo a los 18' del complemento.

El flaco Spolli disimuló todo desde el piso, hasta la notable posición adelantada de Ortega. Punto que resta. Mezcla de mala suerte e impericia. Pero en cualquier caso, un paso hacia atrás.

Vella y Seltzer buscan la pelota.