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 domingo, 20 de marzo de 2005  
Déficit ofensivo
No hay caso, los delanteros siguen sin encontrar el arco

La carencia sigue siendo la misma y está de mitad de cancha hacia adelante. Los delanteros no la embocan y Newell's lo sufre horrores. Era la oportunidad de ganar en casa y de sepultar esos karmas que lo tienen a maltraer. Pero no. Ni Borghello ni Scocco ni Ortega pudieron hacer trizas la mala racha y ya acumulan seis fechas sin que los de arriba conviertan goles. Tampoco lograron parar esta sequía Esnaider (festejó ante Huracán) y Steinert cuando ingresaron en el complemento.

La mayoría coincidió en apuntarle a la "mala suerte" cuando se hizo referencia a la permanencia de los arcos cerrados para los de arriba. Quizás algo de eso pueda haber, pero en realidad también puede incidir la desesperación para cometer groseros errores en la puntada final. Como aquella jugada cuando Borghello quiso definir de zurda pero tocó la pelota con la punta del botín derecho y le erró la patada. Una desgracia (justo lleva la casaca número 17) para el Memo, quien quedó tendido en el piso rojo de vergüenza. Antes no había llegado a conectar junto a Vella un centro de Belluschi y la pelota paseó por delante del arco vacío.

Scocco intentó buscar su gol con remates desde lejos. No lo consiguió, pero suplió eso con la actitud que Pomelo Ribeca le pidió a Borghello durante la semana. El Burrito tampoco pudo, aunque no se le puede achacar demasiado porque fue el que pidió constantemente la pelota y movía al equipo.

Steinert hizo su trabajo por izquierda buscando desequilibrar y habilitar a Esnaider o a quien pisara el área. El ex Real Madrid fue el que se paró cerca del ámbito de Gutiérrez, aunque no pudo aportar demasiado.

No hay caso para los rojinegros. Los atacantes siguen peleados con el arco y el déficit de goles cada vez es más preocupante. Sólo Esnaider marcó frente a Huracán, pero los demás siguen con el arco cerrado.

Ribeca está preocupado y no es para menos. En la semana había charlado con Borghello en lo que parecía un indicio de una última chance, pero después dijo: "Lo voy a bancar a muerte". Ayer lo dejó en el vestuario con la intención de protegerlo de la gente. Y estuvo acertado. La pregunta sobre si lo mantendrá entre los once o le quitará la enorme presión por anotar que el delantero carga sobre su espalda irá encontrando respuesta con el paso de los días.
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