 | viernes, 18 de marzo de 2005 | Siete años de prisión por participar en un robo que devino en un brutal homicidio Un muchacho de 20 años fue condenado por el asalto que junto a otros jóvenes perpetró en un comercio deLas Flores Este. La joven que lo atendía, María Nazaret Melgarejo, fue asesinada tras denunciar el episodio María Laura Cicerchia / La Capital Mario Osvaldo González es el eslabón entre un robo y un homicidio cometidos con un día de diferencia en el mismo lugar: una granja del barrio Las Flores Este cuyo dueño era un ex barrabrava de Ñuls. El 15 de junio de 2004, este pibe de 20 años llegó escoltado por otros tres maleantes al almacén que atendía una empleada, María Nazaret Melgarejo. Pero intervino el dueño del comercio, lo desarmó y lo entregó a la policía mientras sus cómplices huían a los tiros. Un día después, tras la aparición pública de la mujer para denunciar la inseguridad en la zona, se completó la saga del atraco: un balazo disparado desde la calle desplomó a la empleada, cuyo crimen aún no está esclarecido (ver aparte). Por su actuación en la primera parte de ese ataque en dos entregas, González fue condenado a pasar 7 años en la cárcel. Aunque todavía no está claro qué trasfondo motivó esos dos delitos enlazados por un mismo nudo.
La causa judicial seguida a Mario Osvaldo González, un muchacho con antecedentes por robos, se centró en dilucidar qué responsabilidad tuvo el joven en el atraco interrumpido al negocio de Lucero. Por lo tanto, no aportó demasiadas claves para saber por qué -horas después del robo- aniquilaron a Melgarejo de un tiro.
Entre los investigadores policiales y judiciales pesa la sospecha de que se trató, simplemente, de una venganza de la bandita contra el dueño del almacén por haber retenido y entregado a uno de sus hombres. Pero el mismo Lucero afirmó con vehemencia, tras el homicidio de su empleada, que los ataques obedecían a su condición de barrabrava de Newell's Old Boys.
Eso tampoco se pudo dilucidar en la causa que investiga el crimen de Melgarejo: el único imputado, detenido a pocas cuadras del local, recuperó la libertad porque las pruebas en su contra eran endebles. Así, el único tramo resuelto hasta ahora es la irrupción armada de la banda a la granja de Pasaje 514 al 6300.
Para la Justicia, se trató de un intento de robo calificado perpetrado, entre otros autores ignorados, por González. El joven había sido procesado por el juez de Instrucción Luis María Caterina y condenado ahora por el juez de Sentencia Nº 2, Antonio Ramos, quien le impuso 7 años de cárcel por ese asalto y otros hechos menores (robos de motos y bicicletas) que figuraban entre sus antecedentes.
El martes 15 de junio a la noche, Cacho Lucero estaba en la parte trasera de su casa mientras Nazaret le vendía un alfajor a un pibe de unos 18 años. El muchacho se fue, pero a los pocos minutos otros dos jóvenes tocaron timbre con la aparente intención de comprar pan. La empleada les abrió la puerta y enseguida fue encañonada, mientras otros dos cómplices quedaban afuera haciendo de campana.
Los agresores tiraron al suelo a la empleada y la amenazaron de muerte: "Dale, matala", ordenó uno. Al escuchar los gritos de desesperación de la mujer, Lucero intervino y se abalanzó sobre González, a quien golpeó para despojarlo de la carabina calibre 22 largo que portaba. Mientras eso ocurría, los otros ladrones escapaban dejando su marca en el lugar: regaron a tiros el frente del comercio en una señal que Lucero interpretó como un mensaje de que la cosa no había terminado ahí. "Estas son bandas organizadas y te aseguro que esto no queda aquí. Estos muertos de hambre no me van a amilanar", dijo Lucero a la prensa antes de que llegara el rebote del primer ataque.
Eso ocurrió a las 19.30 del día siguiente. Melgarejo y Lucero conversaban en la puerta del negocio cuando se escuchó un zumbido y la empleada cayó al piso alcanzada por un proyectil que le impactó en el cráneo. La mujer había empezado a trabajar en el lugar una semana antes. Tenía cuatro hijos y vivía con el padre de los dos más chicos al lado del local.
Cuando la policía se ocupaba de aclarar que el caso no tenía nada que ver con la pelea entre las bandas de Los Monos y Los Garompas en barrio las Flores, el propio Lucero deslizó una hipótesis inquietante. "Me vinieron a intimidar los matones de la barra brava de Newell's y quiero que me dejen de joder. Esto se tiene que terminar, porque por apretarme a mí terminaron matando a una madre", dijo Lucero, quien supo disputar poder en la zona sur de la ciudad con otros referentes de la hinchada.
El joven condenado por el robo no hizo referencia a ese punto en su declaración. Sostuvo que había ido a "comprar pan" cuando lo retuvo Lucero, con quien "había tenido algunos problemas". enviar nota por e-mail | | Fotos | | Melgarejo denunció la inesguridad del barrio horas antes de morir. | | |