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 jueves, 17 de marzo de 2005  
La Santa Sede ratificó al obispo castrense Antonio Baseotto
El Vaticano indicó que “no encuentra motivos para trasladar” al representante en las Fuerzas Armadas

La Santa Sede ratificó ayer la continuidad del obispo castrense, Antonio Baseotto, luego de las polémicas declaraciones que formuló para defender la penalización del aborto. Desde el Vaticano se afirmó que “no encuentra motivos para trasladar” al representante de la Iglesia Católica ante las Fuerzas Armadas.

Así se lo transmitió anoche el nuncio apostólico Adriano Bernardini al canciller Rafael Bielsa, luego de que se conociera una carta del secretario ejecutivo del Vaticano, Angelo Sodano, en la que ratifica la posición antiabortista expresada por Baseotto.

La misiva de Sodano llegó a manos del gobierno argentino a través de Bernardini, quien se la entregó en mano al ministro de Defensa, José Pampuro, el lunes último, según confiaron fuentes de esa cartera.

En esa carta, Sodano se limita a manifestar que las declaraciones de Baseotto contra la despenalización del aborto están “en línea” con la posición de la Santa Sede, aunque no hace eje en el tramo polémico de las declaraciones del obispo castrense, que motivaron un pedido público de remoción.

El gobierno argentino había reaccionado contra Baseotto y pedido su desplazamiento por la comparación que formuló el obispo castrense cuando aludió a un pasaje bíblico que recomienda que “se cuelgue una piedra al cuello y se arroje al mar, a quien escandalice a los pequeños”. Esa fue la figura que utilizó el representante eclesiástico para responder la posición en favor de avanzar en la despenalización del aborto que había formulado el ministro de Salud, Ginés González García.

La alusión a “arrojar al mar” por parte de la autoridad de la Iglesia Católica ante las Fuerzas Armadas provocó malestar en el gobierno argentino, que consideró “un error” la utilización de la figura asimilable a una de las formas de exterminio que utilizó la última dictadura militar, con los denominados “vuelos de la muerte”.

Por ese motivo, el gobierno de Néstor Kirchner dejó trascender su malestar y el pedido de que se desplace a Baseotto, formulado por Bielsa el 23 de febrero, y hasta deslizó que podría quitarle rangos oficiales al obispo castrense.

La respuesta de la Santa Sede llegó esta semana por dos vías a dos áreas diferentes del gobierno nacional: la carta de Sodano que recibió Pampuro y la comunicación telefónica entre el canciller Bielsa y el nuncio Bernardini.

El segundo caso fue más explícito respecto de la situación del obispo castrense ya que Bernardini le dijo a Bielsa que “la Santa Sede seguirá analizando el caso”, pero “no encuentra motivos para disponer el traslado” de Baseotto.

Con esa frase, el gobierno argentino tomó nota de que se trataba lisa y llanamente de un rechazo al pedido de remover al obispo castrense. (Télam
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