| miércoles, 23 de febrero de 2005 | | | Charlas en elCafé del Bajo -¡Ah, el amor! ¿No tiene ganas, mi amigo, de hacer un paréntesis en medio de la discusión política y que viremos la mirada hacia sentimientos nobles, sublimes y elevados? ¿No desea que refresquemos el alma y hablemos de corazones y de enamorados?
-Es una brillante idea. Deje que primero le recuerde algunas estrofas de la poesía Crepúsculo del cubano José Buesa, un romántico sin remedio. Sólo pronunciaré unos versos, escuche: "Hora de soledad y de melancolía, en que casi es de noche y casi no es de día. Hora para que vuelva todo lo que se fue hora para estar triste, sin preguntar por qué".
-Qué cierto es eso, el crepúsculo es la hora indicada para estar triste sin preguntar por qué ¿Será acaso porque la luz encarnada se cae del horizonte, dejando a la existencia a merced de las sombras? ¿O será que los recuerdos atosigan el alma, la arrebatan, sacuden, le hacen perder la calma?
-Así lo dice el poeta: "Porque es triste creer que se secó una fuente, y que otro bebe el agua que brota nuevamente: o una estrella apagada que vuelve a ser estrella, y ver que hay otros ojos que están fijos en ella. Decimos: ¡Todo pasa, porque todo se olvida...! y el recuerdo entristece lo mejor de la vida". Y aquí viene mi pregunta, Candi: ¿El amor se agota? ¿La persona que amó olvida al ser amado?
-Primero quisiera demorarme unos instantes en una reflexión: Días pasados un señor, al hablar de este sentimiento que da lugar a tantas y dispares definiciones y debates de opiniones contrapuestas, decía: "Mi amor por ella es genuino, es verdadero". Sin poder contenerme pregunté: ¿Hay un amor que no sea genuino? Es importante responder esta pregunta y si la respuesta es afirmativa entonces se debe comenzar a reflexionar y a creer que por allí vuela cualquier sentimiento, menos el amor. El amor siempre es genuino, siempre es verdadero. A partir de allí diré que responder a sus preguntas requiere conocer primero el perfil psicológico y espiritual de la persona. Hay personas que se enamoran una vez y para siempre y a las que les cuesta y hasta les resulta imposible volver a enamorarse. Hay personas que aman mucho, pero con el tiempo y por diversas circunstancias se alejan de ese amor y vuelven a enamorarse, aunque no con la intensidad del amor primitivo. Hay otras que aman y pueden desamar tan fácilmente como volver a amar. No podría decirse que existe una medida común a todos los seres humanos. De todos modos opinaré que por diversas circunstancias el amor se agota en la pareja. Cuando este sentimiento se diluye en los dos la separación no es tan traumática, pero si el sentimiento perdura en una de las partes entonces se produce una pena. Sólo el tiempo y las circunstancias permiten elaborar el duelo. Pero ocurre, con mucha más frecuencia de lo que se cree, que hay amores (como dice aquella vieja canción) que nunca pueden olvidarse. Porque han sido y siguen siendo, aunque escondidos en un rincón del alma, amores fuertes, amores especiales.
-Entonces se produce lo que dice el poeta cubano: "Todo empieza a morir cuando nace el olvido. Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido... ¡Y es tan agria esta angustia terriblemente cierta de un gran amor dormido que de pronto despierta!".
-Es que ciertos amores, Inocencio, de tanto en tanto despiertan y despiertan precisamente en la hora de los recuerdos que es la hora del silencio y la quietud: el crepúsculo. Se mezclan entonces una vaga alegría -por la imagen de aquel ser amado que como una nube brillante pasa por las mentes- y ese regusto amargo que deja la lejanía. El corazón, impulsado por enfrentados sentimientos, late con más fuerza, cobra vida. Porque el amor es eso, es pura vida en donde se confunden el gozo y la melancolía. En medio de ese recuerdo que dulcemente atrapa el alma suele decirse, como lo hace Buesa: "y aunque decimos: ¡Todo se olvida, todo pasa...! en las cenizas, a veces nos sorprende una brasa!".
-Pero, finalmente, ¿qué es el amor?
-Es no renunciar a la felicidad del otro.
-¡Todo un compromiso!
Candi II
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