A escena

El ya anunciado perfil bajo

Ribeca mostró serenidad y dio pocas indicaciones durante el desarrollo del juego

El saludo final que se prodigaron Ribeca y Pablo Marini demostró que el empate le había caído bien al técnico leproso en su debut en primera división dirigiendo nada menos que al campeón del Apertura. No era sencillo tener un buen arranque de torneo ante un rival como Vélez, que históricamente complicó a Newell's. Ribeca lo sabía y por eso había tomado tantas precauciones para su primera vez.

El nuevo DT rojinegro quiso arrancar su carrera con el pie derecho y así entró al campo de juego de Huracán, vestido con un pantalón blanco, camisa verde agua y una campera en la cabeza para cubrirse de la lluvia que caía sobre el Tomás A. Ducó. Pomelo se sentó en el medio del banco pero ni bien Baldassi indicó el comienzo se paró y no volvió a sentarse. El entrenador vivió el partido delante de los carteles con una tranquilidad aparente ya que seguro habrá sufrido durante los 90 minutos en los que su equipo tuvo que aguantar más que dominar.

El penal fue el momento más duro del debut. Se lamentó por el error del debutante Spolli pero le volvió el alma al cuerpo cuando Villar evitó el gol. Entonces lo festejó moderadamente. Por eso también después del partido le dio un abrazo al arquero

Durante el resto del partido dio pocas indicaciones y conservó la calma siempre cruzado de brazos. Recién al final, con el resultado puesto, descargó tensiones saludándose con la gente del banco, con un abrazo a Fabricio Fuentes y demostrando alegría con sus jugadores mientras iba buscando el túnel.

El accionar de Pomelo Ribeca, al menos en su partido presentación, fue la antítesis del que tuvo durante el año pasado el Tolo Gallego. En el banco leproso ya no hubo ademanes, lamentos y juego con las cámaras de televisión como acostumbraba a ofrecer el ex entrenador.

Ahora está Ribeca con su anunciado perfil bajo en la conducción de su equipo desde afuera de la línea de cal.