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 domingo, 13 de febrero de 2005  
Cartas
La carta del no amor

Claro que le pasa a todo el mundo, claro que hay cosas peores, claro que no se puede pelear contra el "destino", o mejor dicho contra las leyes del universo; universo en que todo fluye y cambia constantemente, y los ciclos se cierran una y otra vez, y la vida continúa...Hoy quiero hacer pública esta historia, que estoy segura que no soy la única, y quizás pueda ayudar a otros. Mi madre murió hace dos días en un sanatorio de nuestra ciudad, solamente tenía su pierna quebrada, una mujer sana, fuerte, que se amaba mucho, con ganas de proyectarse en el futuro, jamás entró a un hospital para atenderse, más que para traerme al mundo. En 12 días de largas y dolorosa espera en este sanatorio fui conociendo a muchos seres en similares condiciones, esperando..., sin apoyo psicológico, sin calmantes (sólo si se los pedíamos) sin visitas de médicos clínicos, sin estudios previos importantes para una persona de 71 años, con planteles de enfermeros que se reciclan porque son despedidos con contratos que no renuevan, por eso no sonríen, médicos que hacen paros todos los meses para poder cobrar sus sueldos. En fin, sin amor, parece que no importa si las personas están asustadas y muchos muy solos, sin nadie que grite por ellos. Mi madre murió en el quirófano, según los profesionales falló su corazón. No alcanzaron a operar su pierna, se fue así nomás. Durante los casi 15 días de internada nadie (ningún médico) se ocupó de darle apoyo, transmitir seguridad, tranquilidad, fe, por el contrario, hubo un intento de operación fracasada, pues se "rompió un equipo de la sala de cirugía". Sala a la que no pude ingresar, pero estoy segura de que no poseen equipo necesario para hacer resucitación, ya que para hacer la reanimación cardíaca hubo que tomar un ascensor y bajar un piso, momentos en que los segundos definen la vida. "Falta de amor", algo sagrado en toda tarea realizada en la vida, del amor depositado en mi trabajo depende el éxito, y si lo trasladamos a la salud, la gente se muere, se muere porque se desvitaliza, se muere de "susto". Yo tengo mucha fe, creo en Dios, mi madre también era una mujer de Dios, pero los hombres libres tienen libre albedrío, eligen cómo hacer lo que les fue asignado. Seguramente la muerte no se puede evitar si Dios así lo dispone, pero hubiera deseado la mejor atención para ella. Señores trabajadores de la salud, tienen algunas materias pendientes, si bien poseen los diplomas carecen de lo que nos hace hombres de bien, profesionales respetables y creíbles, todavía hay tiempo para cambiar. Por favor, por nuestros hijos, padres y abuelos.

Marta Campos, DNI 13.032.401
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