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 sábado, 12 de febrero de 2005  
Incertidumbre sobre los hielos antárticos

En un viaje de ida y vuelta al polo sur, que se prolongó dos meses, un grupo de científicos chilenos descubrió que el manto de hielo de la región occidental de la Antártida podría ser más espeso de lo que se pensaba, y que en algunas partes tendría varios metros más de espesor.

El glaciólogo Gino Casassa dijo en la ciudad de Punta Arenas que si esa enorme capa se derrite paulatinamente puede provocar un aumento en el nivel de los océanos de todo el mundo en unos 4,5 metros. Una catástrofe en cámara lenta que, si bien no causaría tantas muertes inmediatas como un maremoto, sería más universal y permanente.

"Mientras más profunda sea la capa de hielo del oeste de la Antártida, mayor será el impacto potencial para el nivel del mar", indicó Casassa.

Los interrogantes sobre el continente blanco y el calentamiento global -y el impacto que uno ejercerá sobre el otro- están consumiendo cada vez más recursos científicos, mientras cientos de investigadores se trasladan hacia el sur durante el verano para indagar, medir y observar en el mismo terreno.

El Icesat, un satélite de la Nasa lanzado hace dos años, les está dando una visión precisa sin precedentes del estado del hielo tanto en el Ártico como en la Antártida.

La misma agencia espacial estadounidense, mientras tanto, está reforzando sus computadoras para vaticinar las temperaturas, evaporación, precipitaciones y otros cambios que pudieran registrarse en el futuro, a través de complejos modelos climáticos.

Sin embargo, los desafíos siguen siendo enormes. "Incluso ahora no estamos seguros de lo que está pasando en toda la Antártida. No hay información suficiente", admitió Pedro Skvarca, del Instituto Antártico Argentino.

La búsqueda de información se incrementó después que el enorme témpano antártico Larsen B se precipitó en el océano en el curso de 35 días en el 2002.

Los casi 2.100 kilómetros cuadrados de hielo habían bordeado la Península Antártica, brazo rocoso de tierra que se extiende hacia el norte hasta unos 1.200 kilómetros de Punta Arenas. El promedio de las temperaturas ha ascendido unos 2,5 grados centígrados durante los últimos 50 años.

La temperatura global se incrementó poco más de medio grado en el último siglo, principalmente debido a la acumulación en la atmósfera de anhídrido carbónico y otros gases invernadero, según coinciden los científicos.

Debido a que una capa de hielo ya flotaba en el mar, desplazando su peso en el agua, la desintegración del Larsen B -y la de otro témpano más pequeño, el Larsen A en 1995- no elevó los niveles de los océanos.

Sin embargo, Skvarca y científicos estadounidenses informaron en septiembre que desde que el Larsen B se desintegró, otros témpanos que venían detrás aceleraron su propio derretimiento a un ritmo ocho veces más rápido que antes. (AP)
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