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 miércoles, 09 de febrero de 2005  
Editorial
Los incidentes en el corso

La Municipalidad de Rosario organizó este año a través de la Secretaría de Cultura los tradicionales corsos y por primera vez en mucho tiempo decidió realizarlos en el parque Independencia, un sitio que en otras épocas era el escenario natural para la celebración del carnaval en una ciudad que supo disfrutarlos durante mucho tiempo.

Sin embargo, más allá de las buenas intenciones de las autoridades municipales, que se propusieron reflotar una tradición con jornadas inolvidables, es evidente que cometieron gruesos errores en la organización del evento.

Porque es absolutamente claro que, al margen de la inconducta y la falta de cultura de algunos inadaptados, los incidentes registrados durante la noche inaugural, el fin de semana pasado, tienen mucho que ver precisamente con algunas de las fallas en el montaje de los corsos. La escasa presencia policial sin dudas es una de ellas, aunque al parecer los organizadores ya se propusieron corregir ese déficit para la jornada del próximo sábado.

Pero mucho más criticable todavía ha sido la decisión de autorizar la venta de bebidas alcohólicas al público que asistió a la primera jornada. Es evidente que la ingesta de cerveza por parte del público alteró la conducta de muchos de los asistentes y, lo que es peor, tuvo clara incidencia sobre el comportamiento de quienes protagonizaron algunos incidentes y por poco no provocaron problemas aún más graves.

Es obvio que la Municipalidad no debió permitir y mucho menos fomentar el consumo de alcohol en una reunión pública y masiva. En ese sentido, no resulta ocioso recordar que entre los sponsor del evento hay precisamente una compañía cervecera, y que esa bebida estaba el sábado al alcance de cualquiera que estuviera en condiciones de pagar por ella.

Se trató en definitiva de un error de alto riesgo, que se pretende corregir a partir de los desmanes que se produjeron hacia el final de la noche. Resulta oportuno reclamarles a quienes lo cometieron que la próxima vez evalúen las posibles consecuencias de un error como ese antes de que sus secuelas provoquen algún hecho todavía más lamentable o incluso irreparable.
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