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 domingo, 30 de enero de 2005  
Inglaterra: Fiesta en el invierno londinense

Sonia Lucía Díaz

Algunas de las imágenes más atractivas de Londres son las de invierno y las podemos disfrutar en famosas pinturas de los siglos XVII y XVIII que muestran el río Támesis completamente helado y también en los cuadros del pintor Claude Monet del río y los puentes.

La ley del Aire Limpio de 1956, que prohibió el uso del carbón para combustión, eliminó la entonces inevitable niebla del invierno y la ciudad toda comienza a lucir espectacular cuando en diciembre se viste de fiesta con árboles y luces que brillan en todas partes continuando esta gala hasta fines de febrero.

El aroma de castañas asadas que surge de los braseros de los vendedores ambulantes invade las calles. Los teatros ofrecen ballet popular y también las típicas y coloridas pantomimas que desconciertan con vestuarios extravagantes y hacen que los espectadores no puedan adivinar si los actores son hombres o mujeres. Los patinadores sobre hielo ocupan pistas y hasta se aventuran en los lagos helados de los parques.

Trafalgar Square y el Soho conforman hoy una zona bulliciosa y cosmopolita que despierta por las noches y es sede del entretenimiento londinense. Hay restaurantes, teatros, 55 salas de cines, salas de ópera, de conciertos, casinos, cabarets, boites, discotecas, clubes nocturnos y 1.500 bares. También hay estrechas calles como la zona de Chinatown.


Dragones en Soho
A partir del próximo 9 de febrero los chinos celebran la llegada del año nuevo en su calendario lunar y como en cada ocasión especial el Soho se viste de fiesta. Las calles se engalanan con el desfile de enormes y coloridos dragones, danzas de leones, música, comida y exhibiciones de arte marcial. A su vez, en Trafalgar Square se organizan representaciones que permiten descubrir el arte y costumbres chinas.

En materia de tradiciones, la cultura china con cuatro mil años de existencia, tiene mucho para sorprendernos. Como inventores de los fuegos artificiales, cada año nuevo los chinos iluminan el cielo londinense, desde Leicester Square, una plaza muy animada por las noches que fuera diseñada en el siglo XVII. Hogar de famosos pintores y escenario de duelos de honor de gentlemen, tomó su nombre del Duque de Leicester vecino de la zona y se convirtió en parque público en 1874. Ahora podemos contemplar las estatuas de William Shakespeare y Charles Chaplin.

En todas las culturas la llegada de un año nuevo marca el comienzo de una nueva etapa, pero a diferencia de los occidentales para los chinos representa mucho más, ya que significa la continuación y renovación de la vida en general.

Si desea ver una Chinatown realmente en ebullición, visítela el próximo febrero para recibir el año del Gallo. En esta fecha despliega todos sus encantos: acrobacias chinas en las calles del Soho, calígrafos regalando palabras eternas y danzas colmadas de magia. Todo esto acompañado del sonido de tambores, gongs, cohetes y petardos. Pero no desespere con el ruido ensordecedor, pues también será posible oir en vivo música melódica de calidad.

Los parques de Londres derrochan magia durante el invierno. Antiguamente eran jardines de recreo de príncipes, cotos de caza de monarcas, hogar de ciervos reales y patio trasero de palacios y mansiones. Actualmente todavía pertenecen a la Corona pero están abiertos a todo el mundo. Son un refu+gio para londinenses y turistas que escapan del bullicio de la ciudad y se deleitan con el paisaje al calor de un chocolate caliente.

Londres es una de las mejores ciudades del mundo para hacer compras y los meses de enero y febrero resultan un paraíso con rebajas espectaculares y grandes liquidaciones de productos imperfectos o que no salieron durante las ventas de Navidad.

En las famosas tiendas de departamentos se forman colas desde mucho antes que se levanten las persianas. La más famosa es Harrods, que con una decoración interior estilo arte moderno y deco y más de cinco mil empleados, se enorgullece de poder proveer cualquier cosa a cualquier persona donde sea. Se complacieron en enviar un elefante a Ronald Reagan y grosellas a Arabia Saudita. A cada lado de las veredas de Oxford Street se levantan grandes tiendas y en la zona de Picadilly se encuentra otra pequeña pero selecta avenida de tiendas: Burlington Arcade.


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La sobriedad de Londres.

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