Un traslado largo pero tranquilo

Tras el viaje en colectivo desde Rosario, el plantel canalla arribó pasadas las 13.20 a la sala 10 de embarque del aeropuerto, para abordar el vuelo que una hora y media después lo trasladó hasta la misionera ciudad de Puerto Iguazú, donde otro micro lo esperaba para llevarlo al hotel Rosas Palace de Ciudad del Este, al que arribaron cinco minutos antes de las 18.

El vuelo 1730 de Aerolíneas Argentinas, aunque con un avión de Austral, fue muy tranquilo y la delegación auriazul se repartió en las 12 hileras de asientos, compartiéndolos de a dos o tres, o hasta con pasajeros casuales, ya que se trató de un viaje abierto, al punto que Ovacion pudo compartirlo también y observar el excelente comportamiento, con la corrección esperada.

Así, pudieron verse sentados los pibes Lorenzetti, Grabowski e Irace por un lado, mientras que Don angel, el profe Vigna y Marco Ruben en los asientos anteriores, otra línea conformada por Raldes, Rivarola y Papa y en asientos dobles ubicados por ejemplo al Rifle Castellano con Alemanno. Precisamente, el Pufflo fue el único de los viajaron que sufrió el vuelo pero su descompostura no pasó más allá de eso. Menos mal que ya había viajado, como le había confesado a Zof cuando Don Angel, antes de partir, les preguntó a los más pibes por experiencias de vuelo y sólo el Sapito Encina y Grabowski habían respondido que este era el debut por los aires.

Y tras un nuevo y largo viajecito de más de media hora entre el aeropuerto "Cataratas del Iguazú", pasando las fronteras con la brasileña Foz de Iguazú y la paraguaya Ciudad del Este, el plantel arribó a las 17.55 al hotel y subió las escaleras rumbo al primer y segundo piso, luego de que el Pájaro Massei distribuyera pacientemente los números de habitaciones.

Tras ello, los jugadores merendaron liviano y a las 19 salieron hacia el estadio de 3 de Febrero, donde se realiza el certamen de verano, para moverse un poco y sacarse la modorra del viaje y una hora después estar de regreso para un baño refrescante y la cena esperada en el caluroso primer día en esta ciudad.

Don Angel y el presidente Scarabino.