| domingo, 30 de enero de 2005 | Panorama político Calcomanías para jugar en el verano Mauricio Maronna / La Capital Como la cigarra de María Elena Walsh, después de un año bajo la tierra el nombre de Carlos Reutemann salió al sol.
En la capital santafesina (muy cerca de su vivienda y de la de Alberto Hammerly, vecinos del barrio Guadalupe), frente al Casino de Mar del Plata y hasta en Punta del Este la eterna foto del senador con uno de sus pulgares en alto llama la atención de los ciudadanos de a pie.
Más allá del enojo público de Roxana Latorre contra los autores materiales de la pegatina, el dato a tener en cuenta es que en tiempos de apatía, cuando la mayoría de los políticos no mueve el amperímetro en materia de curiosidad popular, cada veraneante que divisa la calcomanía pierde unos segundos de su tiempo para detenerse y hacer su propia composición de lugar sobre quien dijo luego de renunciar a una candidatura presidencial -que lo hubiese catapultado sin más al Sillón de Rivadavia- que "esa herida no cicatrizará jamás".
Algo debe quedar claro desde un principio: Reutemann no tiene hoy la menor intención de postularse para competir con el santacruceño. Los pocos que lo han escuchado hablar de la actual administración quedan sorprendidos por la catarata de elogios que parte desde su boca hacia Néstor Kirchner.
"Está fenómeno. Los números dan muy bien, tiene plata, medios a favor y la gente aplaude cuando les pega al FMI, a las privatizadas, a todos... Ya sé que si aseguro que tiene todo para ser reelecto, algunos van a recordar que dije lo mismo de (Fernando) De la Rúa. Pero Kirchner es peronista", semblanteó.
El hoy vigorizado Felipe Solá blanqueó hace más de un año su envidia por ese personaje "que nunca habla pero logra que todos hablen de él". El hombre que se jactó de que "ninguna mujer le dice que no" (hasta que Chiche Duhalde lo desairó) tiene razón: en la realidad estival argentina, escasa de noticias fulgurantes, nunca faltan los romances de estrellas, estrellitas y estrellados ni algún análisis que haga eje en el presidente que no fue.
Cuando leyó la nota de La Capital haciendo referencia al módico merchandising, el senador llamó a la senadora Latorre y le dio instrucciones para que la fiel escudera le bajara los decibeles. "Aunque hayan tenido (los muchachos de la Juventud Peronista) intenciones de favorecerlo, lo perjudican y lo molestan bastante". Y se preguntó: "¿Existe algún ciudadano con ganas de que hablen de candidaturas para dentro de dos años y medio?".
Tal vez sin quererlo, después hizo un razonamiento que obliga a la entrelínea. "Consciente de que goza de una alta imagen, (Reutemann) sabe claramente que su mensaje no debe ser más que ese. El de acompañamiento al liderazgo y esfuerzo del presidente de la Nación". Y vaya si no ha acompañado a la Casa Rosada: votó a mano alzada todos los proyectos que le interesaron al Ejecutivo. Pero, "al tanto de que goza de una alta imagen", también sabe que, de vez en vez, es necesario que nacionalmente se repare en su figura.
¿Cuáles son los dirigentes que están en el top five justicialista más allá del jefe del Estado y de la primera dama? Roberto Lavagna, el Lole y Daniel Scioli. Y punto. Así como se lo recuerda como el mejor testeador de los bólidos de la Fórmula 1, al ex gobernador esta movida del verano le habrá servido para monitorear su lugar en el escenario político del país. Justo cuando arreciaba otro de los clásicos veraniegos: su supuesto retiro de la política partidaria.
Sabedor de lo que se avecinaba, dejó dicho a su núcleo de hierro que durante el fin de semana no iba a atender el celular. "Debe estar con su hija, que llegó de vacaciones a la Argentina", intentó explicar con sequedad un colaborador del ex gobernador.
Al mismo tiempo en que los editores de los semanarios de actualidad política se restregan las manos imaginando una tapa vendedora, con un título que diga "La esperanza blanca", "El sucesor", "El enigma Reutemann" (o variaciones sobre el mismo tema), su hija Cora se convirtió en blanco favorito de las páginas frívolas de las mismas revistas.
Mientras tanto, el candidato que más votos cosechó en las elecciones santafesinas se muestra "azorado por el proyecto de reforma constitucional hecho a las apuradas y sin ton ni son" y cree que los votantes se llevarán una sorpresa en el momento de ingresar al cuarto oscuro y encuentren tantas o más boletas que cuando existía la vilipendiada ley de lemas.
Sin dedicarle ni una palabra al escándalo de las concesiones que sobrevuela a Hermes Binner ("la venganza es un plato que se come frío y en silencio"), demostrará su fidelidad a Kirchner tal como lo vino haciendo hasta el momento.
Solamente abandonará su bonito refugio porteño de pasaje Schiaffino para dar el presente en el Senado nacional y votar todos y cada uno de los proyectos de ley que envíe el presidente.
Así como Lilita Carrió mandó a distribuir el juego de la oca entre los abigarrados turistas que se instalan en la Bristol, algunos periodistas políticos y muchos peronistas desorientados ensayarán un símil de "¿Dónde está Wally?", reemplazando al protagonista del entretenimiento por el senador santafesino.
Estarán quienes digan que será candidato a gobernador para festejar las bodas de plata del peronismo, los que arriesgarán una fórmula Kirchner-Reutemann para el 2007 (en la carlinga no entra más de uno) y los que volverán a meterle leña al deseo de verlo en Cap Ferrat.
Créase o no: solamente dos calcomanías y un silencio odioso frente a los insistentes llamados al prefijo 0342 bastaron para que, esta vez, el inefable gobernador de la provincia de Buenos Aires tenga razón: no habla, pero logra que todos hablen de él.
El Lole simula enojos con los pibes de la Juventud Peronista pero, en el fondo, se ríe de todos. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |