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 miércoles, 12 de enero de 2005  
Escándalo en la 17ª. Relevan a los jefes de la comisaría de Fisherton por la inexplicable ausencia de un condenado
Debía estar preso por violación pero salió e intentó abusar de una joven
La misma chica atacada lo detectó a los dos días paseando por la calle. Al seguirlo, junto a su padre, lo vio entraren la seccional. Se ignora por qué un condenado a 12 años por delitos sexuales estaba en un penal policial común

Un convicto que cumple una condena a 12 años de prisión por delitos sexuales intentó violar a una joven de 18 años cuando debía estar encerrado en el penal de una comisaría y había salido a la calle con la aparente autorización de los responsables de esa repartición. El caso ya provocó el desplazamiento de los jefes de la seccional donde estaba alojado el sujeto y originó la apertura de dos causas judiciales, una para investigar el ataque sexual contra la chica y otra para indagar sobre los motivos por los cuales había abandonado su lugar de detención.

Lo que todavía no está claro, y debería ser parte de otra investigación, es por qué habían trasladado a este sujeto de una cárcel a una comisaría de barrio, seccional que ni siquiera es el lugar donde se aloja a los sospechosos o procesados por delitos sexuales y que además tiene acotado el número de plazas para alojar detenidos por decisión de un juez que hizo lugar a un recurso de hábeas corpus presentado por los detenidos debido a las condiciones de hacinamiento en la que vivían en ese sitio.

Todo empezó alrededor de las seis de la mañana del 1º de enero, cuando una joven de 18 años que regresaba a su casa en Funes estuvo a punto de ser abusada por un sujeto que la interceptó en la calle. La chica forcejeó con su agresor y milagrosamente pudo escapar sin que el hombre lograra su propósito.

Dos días después ella misma lo vio caminando tranquilamente por una calle de Fisherton cuando iba en auto junto a su padre. Ambos tomaron la decisión de seguir al sospechoso y así fueron a parar al lugar que quizás menos esperaban: la comisaría 17ª, de Donado 957, donde el sujeto entró y ya no volvió a salir.

Entonces decidió denunciarlo en la misma seccional y ese acto permitió un descubrimiento insólito con ribetes de escándalo: su agresor en realidad era un detenido con condena, que extrañamente cumplía con la sentencia en esa comisaría de barrio y que además gozaba de un régimen tan benigno que no le impidió salir a la calle aquella primera madrugada del año.

Su nombre es José Horacio Salías. Lo había condenado el juez de Sentencia Luis Giraudo y luego la Cámara Penal confirmó la condena. El veredicto había sido contundente: debe pasar 12 años en prisión y la pena se dará por cumplida el 23 de abril de 2010. Los delitos que justificaron esa condena eran violación, rapto y abuso ultrajante. La pena contenía la acumulación de varios hechos.


Cárcel de Encausados
Cuando lo sentenciaron, Salías fue a la cárcel de Riccheri y Zeballos, aunque no por mucho tiempo. Por decisión del juez de Ejecución Penal, Efraín Lurá, finalmente lo trasladaron a la comisaría de Fisherton. Los argumentos del magistrado son una incógnita pero al menos hay que descartar una posibilidad: no pudo haberlo enviado a esa seccional por una cuestión de cercanía familiar, algo que los detenidos esgrimen continuamente para obtener traslados, porque el sujeto vive en una jurisdicción alejada del barrio donde está la 17ª.

Ahora, después de este escándalo que pone bajo la lupa la decisión de Lurá y la conducta de los jefes de la comisaría 17ª, a Salías lo llevaron a la comisaría de Arroyo Seco, que es donde la policía aloja a los detenidos por delitos sexuales. Antes que en Fisherton, es allí donde en último caso debió estar cumpliendo Salías su condena cuando intentó atacar a la chica que lo descubrió por azar al cruzarlo en la calle.

Con todo, probablemente no sea ese su destino final ya que la fiscal que interviene en la investigación de este episodio, Adriana Camporini, ya habría pedido su traslado a una cárcel. Además, el fiscal de Cámaras José María Peña habría elevado un informe sobre el caso a la Cámara Penal para que investigue administrativamente por qué Salías estaba en una comisaría y no en una unidad del Servicio Penitenciario.

El caso originó la apertura de dos causas judiciales. Una está a cargo del juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez, quien investiga el intento de violación contra la joven de Funes. La otra está en manos del juez en lo Correccional Héctor Núñez Cartelle, que investiga la conducta de los jefes de la comisaría 17ª bajo la figura del incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Lo que debe dilucidar Núñez Cartelle es por qué Salías gozaba de ciertos privilegios en su lugar de detención, como la posibilidad de salir a la vereda todos los días, y esencialmente por qué estaba en la calle a las 6 de la mañana del 1º de enero.

Los jefes investigados son el comisario principal Miguel Reggiardo y el comisario Marcelo Aguirre, quienes ya fueron desplazados de sus cargos de jefe y subjefe de la seccional 17ª. Al frente de esa comisaría ahora está el comisario David Benavente, quien hasta ahora era el titular de la 3ª.
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José Salías se iba de la comisaría 17ª de Donado 957.

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