| domingo, 02 de enero de 2005 | Tragedia. Una fiesta que se transformó en una trampa mortal al incendiarse el techo Daiana y su primer recital de Callejeros La historia de dos hermanas a las que el desastre envolvió en un instante. Una sobrevivió, la otra no pudo Daiana Novoa salió de su casa en Isidro Casanova temprano, llena de entusiasmo. Era su debut absoluto en un recital de Callejeros, una banda de rock en explosivo crecimiento. Daiana, de 15 años, partió rumbo a República Cromagnón junto a Cecilia, una de sus hermanas. Y pensó encontrarse con Lucía y Martín ( su otra hermana y el novio) en la puerta, pero la multitud lo impidió. El boliche de la calle Bartolomé Mitre explotaba de gente. Solas, casi sin experiencia, se entregaron a la trampa mortal de un local que transpiraba clima de fiesta caliente. Se ubicaron en la planta alta y cuando se quemó el techo quedaron atrapadas. Daiana murió. Cecilia está grave, internada en terapia intensiva. Lucía y Martín entraron al boliche, pero se salvaron. "Yo salvé a mi novia" le aseguró Martín a La Capital.
"Me la llevaron los que tienen plata, los que piensan en ganar dinero antes que en la vida de las personas" le dijo Raúl Novoa, el padre de Daiana, mientras sufría la miserable espera en la puerta del Cuerpo Médico Forense, Morgue Judicial, de calle Viamonte 2151. Novoa espera que le entreguen el cuerpo de su hija, por ahora es todo lo que quiere.
Cuando Daiana y Cecilia salieron de su casa humilde de Isidro Casanova rumbo al recital de Callejeros no pudieron despedirse de su padre. Raúl descansaba después de un día duro de trabajo en la papelera Massú, en San Justo, donde se gana la vida. "Era una chica buena...y hermosa" contó el padre.
Martín Charnapolsky, 24 años, novio de Lucía Novoa, tardó -junto a Cecilia- 23 minutos en salir de Cromagnón, desde el instante en que se apagaron las luces hasta llegar a la calle. Durante ese trayecto interminable mantuvo viva a Lucía, como pudo, "porque se me moría en las manos" relata. Entre avalanchas y con el poco aire que tenían en sus pulmones, Martín y Lucía llegaron a la calle. Luego, con respiración boca a boca, masajes cardíacos y 12 horas de internación en el hospital Fernández, terminaron por salvar sus vidas. Pero lloran a Daiana y esperan la mejoría de Cecilia.
La historia de los Novoa -Daiana, Cecilia, Lucía y Martín, su novio- es apenas una muestra de la colosal tragedia del Once, que tiene en estado de estupor al país. "Ibarra y Chabán la tienen que pagar" gritaba ayer una columna de manifestantes que partió a las 17 de la tarde desde la misma Plaza Miserere -a metros del lugar del siniestro- hasta la Morgue Judicial, y luego, un sector, hasta la Jefatura de Gobierno de la ciudad. Junto a varios centenares de autoconvocados, encabezaron la marcha por justicia los padres de Raquel de Negri, Sebastián Bordón, Mariano Witis, Ezequiel Demonty y Andrea Vieri, entre otros casos resonantes de muerte por gatillo fácil, delincuencia y otras causas.
Luis Bordón, el padre del fallecido Sebastián, aseguró que la "red informal de padres que hoy estamos aquí, vinimos a brindar nuestro apoyo a los familiares, pero no vinimos a decirles qué tienen que hacer o dejar de hacer" .
A Luis Bordón, un histórico militante social desde los años 70, la muerte de su hijo le cambió la vida. Desde entonces, hizo un largo camino buscando una Justicia que finalmente obtuvo: los policías que mataron a su hijo están condenados y detenidos. Ahora siente que su experiencia, su trajinar por las muchas veces precarias instituciones de la República, "debe estar al servicio de las estas nuevas víctimas, las de la tragedia del Once".
A dos días del incendio del Once , con su alucinante cifra de 188 muertos, todavía no se terminó de disipar la bruma para medir sus consecuencias. Lo más grave, los muertos, están a vista. Pero ese drama es sólo el comienzo. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Listas de fallecidos en el Ramos Mejía. | | |