| domingo, 02 de enero de 2005 | Mientras moría, su hermana daba a luz Una joven de 18 años murió de un golpe en la cabeza cuando intentaba huir del local que se incendió en Once, en la misma noche en que su hermana, dos años mayor que ella, daba a luz a una nena en un hospital porteño.
La de Débora Yael Ortiz, una de las primeras víctimas de la tragedia en ser velada, es una de las tantas historias de vida que se escucharon a lo largo de las dramáticas horas posteriores a la catástrofe que le costó la vida a 188 jóvenes y niños.
Débora fue velada en el barrio de Caballito, en uno de los primeros velatorios costeados por el gobierno de la Ciudad. Su frente estaba hinchada por el golpe que le causó la muerte cuando intentó bajar del segundo piso y cayó al vacío.
Mientras Débora se desesperaba por huir del infierno en que se había convertido el local, su hermana Flavia dos años mayor que ella, daba a luz a una nena en una maternidad de la ciudad.
Ayer, mientras la madre y los otros hermanos de Débora se despedían de ella en el velatorio, su padre se acercó a la maternidad a abrazar a su nieta y a darle a Flavia la noticia sobre la muerte de su hermana menor. Sabrina, hermana gemela de Débora, estaba esta tarde sumida en un llanto desconsolado al borde del féretro.
Las lágrimas de Sabrina eran una mezcla de dolor y bronca. Es que -según contó un familiar- siempre acompañaba a Débora a los recitales y esta vez había decidido no ir porque estaba cansada. Débora había ido a ver al grupo de rock junto a otros cinco amigos, cuatro de los cuales también fallecieron en el incendio. enviar nota por e-mail | | |