| domingo, 26 de diciembre de 2004 | Nidos en los acantilados Avistaje de aves en la colonia de loros barranqueros más numerosa del mundo, en el balneario El Cóndor Carlos Espinosa El hombre colgado del acantilado sobre la costa del mar con una soga y un arnés parece un deportista de alto riesgo, pero en realidad es un científico concentrado en el prolijo estudio de la colonia de loros barranqueros más numerosa del mundo.
La escena pertenece a las playas del Faro, en el balneario El Cóndor, a 30 kilómetros de Viedma, donde el biólogo argentino Juan Masello y su colega alemana Petra Quillfeldt trabajan con el objetivo de desentrañar los misterios de la especie "cyanoliseus patagonus".
Juan inspecciona cada uno de los nidos cavados por los loros en la arenisca blanda de la barranca y cuando localiza pichones los extrae con cuidado, los coloca en una bolsa de tela y los baja con la misma soga.
En un laboratorio improvisado, Petra y dos jóvenes asistentes pesan y miden a cada uno de los frágiles loritos, extraen muestras de sangre para detectar después el ADN y, finalmente, colocan anillos metálicos en una de sus patas, antes de devolverlos a las cuevas.
La finalidad de la tarea, que este año realizan por séptima temporada consecutiva, es monitorear el estado y evolución de la colonia, la más numerosa del mundo de loro "barranqueros".
Cuatro pichones por nido En la campaña anterior los expertos contabilizaron 35 mil nidos activos habitados por una pareja adulta y un promedio de cuatro pichones en cada uno, lo que permite estimar la población total en esta época del año en unos 210 mil ejemplares. La mortalidad de los pichones es muy alta y para fines de enero, cuando ya los juveniles están en pleno vuelo, quizás la población se reduce a 170 mil ejemplares.
Los estudios de Juan y Petra, financiados por la Wildlife Conservation Society de Gran Bretaña y la Fundación Patagonia Natural de Argentina, permitieron avances importantes en el conocimiento de la especie. Se determinó, por ejemplo, que el parche rojo del plumaje del pecho de cada loro es un ornato sexual secundario relacionado con la calidad genética de cada individuo, porque esa pigmentación fuerte sólo la logran los ejemplares de mayor salud y capacidad inmunológica.
La mayor preocupación de los biólogos está relacionada con el peligro de extinción que acecha a los loros, debido a la captura y comercialización de pichones, o la acción de personas que se entretienen cazándolos.
Sin embargo, cada año aumenta la cantidad de visitantes extranjeros, los llamados "observadores de avifauna", que llegan con sus cámaras fotográficas y filmadoras para capturar en imágenes los vuelos de las ruidosas bandadas de loros barranqueros de Viedma.
A través de varios sitios de la web se está difundiendo en todo el mundo la riqueza de la región, porque además de los loros se pueden observar otras 130 especies de aves en estado silvestre. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |