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 domingo, 26 de diciembre de 2004  
Violento atraco después del brindis
Una familia fue sorprendida por cuatro asaltantes en una chacra de General Lagos. Se llevaron dinero y joyas

Una banda de encapuchados sorprendió a una familia en la medianoche de Navidad en una chacra de General Lagos y se llevó unos 10 mil pesos, joyas y un auto que apareció abandonado ayer a la mañana en Funes. Sin embargo, una fuente de la Jefatura indicó que los ladrones se esfumaron con 24 mil pesos. El atraco se suma a la sucesión de robos que ocurrieron en los últimos meses en la zona rural del departamento Rosario.

Anoche María Geovacchini todavía estaba conmocionada. Nunca olvidará la pesadilla que vivió en una Nochebuena signada por el despojo y el miedo. Shoqueada, todavía resonaban en su mente las intimidaciones de los cuatro hombres que llegaron a su campo -en el kilómetro 12 de la ruta 21- minutos después del brindis. "Decinos dónde está la plata porque si no matamos a tu marido o nos llevamos a uno de los pibes", exclamó uno de los intrusos en alusión a uno de sus nietos.

Habían pasado quince minutos de la medianoche cuando María, su esposo, Osvaldo Antonio Vagnoni, y once parientes más se acomodaron en el ingreso del campo Don Argentino para observar cómo una saga de fuegos artificiales iluminaba el cielo. Cuando el espectáculo terminó, los Vagnoni regresaron a la casa ubicada en la parte delantera de la chacra donde crían ganado y cultivan papas.

Sólo se quedaron afuera un sobrino de la mujer y sus cuatro hijos. En ese momento cuatro hombres, dos de ellos encapuchados, caminaron en dirección de una casilla enclavada cerca de la vivienda donde había un vigilador privado, quien enseguida fue inmovilizado por los sujetos. La misma suerte corrieron el sobrino de María y los chicos. Todos fueron obligados a punta de pistola a entrar en la casa, situada a pocos metros d el cotolengo Don Orione.

Uno de los que ya estaban adentro era el cuñado de María, que vive en un inmueble lindante y a quien ya habían asaltado. Al reconocerlo, los maleantes amagaron con ir a esa casa para apoderarse de su revólver. "El le dijo que ya se lo habían robado", recordó la mujer de 57 años, y la respuesta del maleante fue tan inquietante como incriminante: "Cierto, te lo llevé la otra vez", dijo con ironía. Ese atraco fue el 14 de febrero del 2002 y una de las víctimas fue la hija de María. "Ella y mis nietos todavía tienen traumas por ese robo", se lamentó.

La odisea duró unas dos horas y media, lapso que les demandó a los hampones recorrer la casa buscando el efectivo. La espera fue interminable y cruel por las amenazas que debieron soportar. Los ladrones apuntaron a la cabeza de Vagnoni y retuvieron a uno de los chicos. "Como no encontraban la plata, lo hicieron para asustarnos", explicó, y contó que durante el atraco, las víctimas permanecieron de pie, pero los ladrones no querían que levantaran la vista. "Nos decían que no les miráramos las caras", indicó María.

Tras revolver toda la casa, dos de los maleantes terminaron su búsqueda en el dormitorio, donde encontraron el efectivo. Mientras tanto, los dos restantes recogieron los teléfonos celulares y los relojes pulsera de Vagnoni y sus familiares.

Al marcharse, los ladrones primero dijeron que se irían en una de las dos camionetas de los parientes de María. Pero después le pidieron a Osvaldo las llaves de su Peugeot 306 y se fueron en él, no sin antes tomar una precaución: agujerearon con un cuchillo dos cubiertas de cada utilitario.

Un rato después, Vagnoni denunció el asalto en la subcomisaría 13ª de General Lagos y a las 8.20 de ayer, una llamada telefónica lo despertó: del otro lado de la línea, un policía le anunciaba que el Peugeot había aparecido en Funes.


Reiteraciones
En la misma zona en la que ocurrió este atraco, pero cruzando la autopista Rosario-Buenos Aires y en jurisdicción de Pueblo Esther, la familia Persichini fue asaltada dos veces en 18 días. La primera vez fue el pasado 18 de octubre, cuando encapuchados retuvieron durante tres horas a las respectivas familias de dos hermanos que comparten un campo mil metros al sur de la planta de General Motors y les robaron todo lo que pudieron. Dos semanas después, los Persichini volvieron a atravesar por una situación similar que les hizo pensar en abandonar la vida campestre que eligieron hace años, que ya no es la misma.

Una situación mucho más violenta sufrió a principios de noviembre el titular del Concejo de Roldán, Amín Bazze, en su estancia de Ricardone, donde irrumpieron hombres armados y encapuchados en busca de 30 mil pesos que presumían que guardaba en la propiedad tras una venta de hacienda. No sólo revolvieron todo en busca del dinero, también apuntaron con un arma al bebé de Bazze. Luego de seis horas, huyeron en la camioneta de la víctima con 500 pesos y electrodomésticos.

Estas irrupciones, que no fueron aisladas en las zonas rurales del Gran Rosario en los últimos meses, motivaron reuniones entre productores, jefes comunales, la policía y el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa. En la primera, a fines de septiembre, los damnificados dijeron sentirse "hostigados por la delincuencia" y recordaron que entre junio y julio se habían denunciado al menos seis golpes en Funes, Villa Amelia, Alvarez, Baigorria y Roldán. En la segunda, a comienzos de noviembre, además de los atracos a mano armada se denunciaron hurtos de maquinaria, e incluso de animales como lechones y caballos.
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Pedro Persichini fue asaltado dos veces en la misma zona que los Vagnoni, víctimas de ayer.

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