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 domingo, 26 de diciembre de 2004  
Chiche del Saladillo
¿Te acordás, hermano?... de Oscar Armando Ojeda
En 1956 se dio el gusto de dar la vuelta olímpica con Talleres Belgrano, un club que ya no existe pero que fue campeón del Molinas

Javier Parenti / La Capital

El club en el que tuvo la dicha de ser campeón ya no existe. Pero en la memoria de él y sus compañeros de equipo la pelota vuelve a rodar por aquella cancha con tribunas y vestuarios. La de Talleres Belgrano, esa en la que Oscar Armando Ojeda se dio el gusto de dar la vuelta olímpica en 1956, con sus 21 años, tras aquellos inicios en Cañonazo -el equipo del barrio-, y su paso por la 4ª de Newell's, donde llegó a jugar un partido nocturno en reserva del que se llevó una lesión en la rodilla que le complicó la carrera, lo mismo que ese año largo haciendo el servicio militar en Diamante.

"Cuando salí de la milicia me surgió la chance de jugar en Talleres Belgrano, un lindo club que se había formado varios años antes con los obreros de la fábrica metalúrgica que llevaba su nombre y que estaba en 27 de Febrero y Virasoro, cerquita de la cancha de Central Córdoba", comenta Ojeda mientras empieza a emocionarse con sus historias.

"La cancha estaba en San Martín al 4200, donde ahora hay una Iglesia de los Santos de los Ultimos Días, y tenía una tribuna con visera que daba espaldas a calle San Martín", la ubica Chiche, como le decían todos, excepto "el Gallego Vicente de la Mata, que me batía Chicho porque decía que yo era demasiado grandote para ser Chiche".

En aquel equipo que lucía "camiseta verde con cuello blanco jugaron muchos compañeros que después triunfaron en el fútbol de primera. Y si bien yo no fui tocado por la varita mágica, como me dijo una vez mi amigo El Haroldo La Rosa, creo que demostré que me la rebuscaba bien para jugar".

Su posición en la cancha era de "centrojás o jás derecho, pero me gustaba más jugar en el medio porque así tenía más lugar para moverme. Y no era de pegar, jugaba limpio".

Un estilo de juego que empezó a forjar en "Cañonazo, mi equipo del barrio" y en "la 4ª de Newell's, en la que compartí el equipo que formaba con Rodríguez; el gringo Vitale y Bustamante; Nicastro, yo y Fregenal; Nardiello, Pereyra, D'Alessandro, Giaché y Mastruantonio".

Pero entonces, no era sencillo progresar y llegar a primera porque los de arriba no se iban y a él lo taparon "Aldo Mastrogiuseppe, Boveri y Echeverría, encima una noche jugué en reserva y me jodí la rodilla. El doctor Morosano dijo de operarme pero no quise y tuve que pararme. Encima, me tocó ir a la milicia en Diamante, en Entre Ríos", agrega el grandote Ojeda con sus 68 años cumplidos el 10 de diciembre.

De Newell's también le quedó el recuerdo de cuando "en 1953, cuando el club cumplió los 50 años regaló una medalla de oro a cada jugador. Aunque ya no la tengo porque mi mamá la tuvo que fundir cuando las cosas no andaban bien en lo económico", confía Chiche.

"Cuando la terminé, en Newell's ya había aparecido también Federico Sacchi y Amaya, entonces el alemán Klin que era el técnico me dijo que no me convenía quedarme y me dieron a Talleres Belgrano, donde jugué un par de años bárbaros hasta que, como contaba, el club se fundió", resume Ojeda.

Y retomando aquel paso por aquel equipo campeón de la Asociación Rosarina, que en la fase final aventajó por tres puntos al subcampeón Saladillo, los recortes traen un equipo integrado por Rogelio Martínez; el Huevo Rivero y Mónaco; Ojeda, Gavira y Díaz; López, el goleador Pizorno, Raúl Martínez, González y Giménez, como así también a Ceril, Gómez, Arce, Belungui, Frade y Bolaños, entre otros, ya que de ahí también salieron el colorado Boveri, Cantatore y Anoni.

"Y cuando el club se fundió muchos pasamos a Sportivo Villa Diego, de donde salieron otros muy buenos jugadores como Alomar y Angiolini. Ahí estuve 3 ó 4 años y a la vez jugaba en Sarmiento de Leones, en Unión de Alvarez, en Noettinger, y en esos conjuntos jugué con De la Mata, Musimessi, La Rosa, Ermindo Onega, el Pilo Alvarez, el Toti Beltral, el Negro Spíndola, los hermanos Garfagnoli y De Vito".

"Y a los 35 años dejé de jugar. Pesaba 72 kilos y hoy ando por los 100. Claro que ahora no me hace falta estar en peso como antes, ya que tengo un taller de matricería y trabajo mucho con el Swift, que está muy ligado a mí desde mi infancia ya que llegue a ser caddie y jugué al golf desde chico", recuerda.

Su relación con el fútbol hoy pasa por "ir a la cancha a ver a Central Córdoba, voy con amigos pero los días de semana. Y uno de los últimos partidos que vi fue el clásico, y me quedó la anécdota de que ustedes publicaron un artículo por que yo le grité a Domizi "ponelo a Facchetti", cuando él lo metió a Radice", reconoce.

Y en el cierre de la charla vuelven las anécdotas de partidos en Talleres Belgrano, como aquella en la que "jugábamos contra Coronel Aguirre y en una jugada que trabo siento un golpe en la espalda. Me habían tirado una zapatilla Boyero. Me la guardé en la cintura y seguí jugando mientras el tipo me gritaba que se la devolviera porque era el único par que tenía. Lo escuchó el referí y me obligó a hacerlo porque sino me echaba. Cuando salí y se la di el tipo me agradeció y me dijo "perdoname Chiche, no era para vos, se la tiré al que peleaba la pelota con vos". l
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Ojeda lució la camiseta verde del equipo que tuvo su cancha en San Martín al 4.200.

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