Tarifas en el freezer en el año del oro negro

El aumento de tarifas no pudo ser, al menos en este 2004 que termina. Pero el reclamado incremento no dejará mucha tregua en 2005. El tema sacó chispas en el gabinete de Kirchner, y provocó el alejamiento de Lavagna de la negociación para quedar sólo en manos del polifacético De Vido.

La reactualización que venían reclamando los empresarios desde la devaluación se recrudeció tras el aumento del precio del petróleo que este año tocó valores récords por encima de los 50 dólares el barril.

Por otra parte, un dólar afincado en los tres pesos sirvió como argumento para que las compañías insistan con la idea de actualizar tarifas debido al desfasaje entre el ingresos (percibidos en pesos) e insumos (en dólares).

La moneda estadounidense estuvo firmemente respaldada por el gobierno a través de las compras del Banco Central, que se hizo de suficientes reservas para dormir tranquilo y mantener un colchón ante eventuales fluctuaciones.

Esto continuó ayudando a la competitividad de las empresas argentinas exportadoras, aunque los analistas consideran que una política de promoción no sólo puede estar asentada en el tipo de cambio.

De todos modos, la moneda norteamericana perdió posiciones frente al euro, que consolidó este año su lugar como divisa líder.Por otra parte, ante la estampida del oro negro, el gobierno logró realizar acuerdos con las petroleras para evitar aumentos del combustibles y así evitar una escalada inflacionaria. Pero la tregua duró muy poco y a fines de mayo se produjo el primer aumento del 20% en el gasoil y 10% en el GNC.

Los incrementos estuvieron íntimamente relacionados con la crisis energética que atravesó este año la Argentina (ver aparte).

Como corolario, y tal vez un adelanto de lo que ocurra el año próximo, en diciembre el Congreso aprobó la suba del impuesto al gasoil, dentro de un paquete fiscal de 9.000 millones de pesos, y que según auguran los empresarios, impactará en el combustible.