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 domingo, 26 de diciembre de 2004  
Alex Grijelmo: "El vicio más común de los periodistas es la pereza, se abusa de la nota telefónica"
Así lo afirmó el presidentede la agencia oficialEFE de España, criticala labor de la prensa

Laura Vilche / La Capital

Tiene 48 años y 32 de periodista. Fue redactor jefe del diario "El país" de Madrid, responsable de su manual de estilo y autor de varios textos sobre la escritura en la prensa, la lengua, la seducción de las palabras y el idioma español. Alex Grijelmo, actualmente presidente de la agencia española oficial EFE, no es condescendiente con sus pares al punto que dice que muchos padecen de "pereza mental". Y no sólo saca a luz los vicios de los profesionales de la prensa y los critica sin medias tintas, sino que los sanciona in situ. "Ahora estoy haciendo la nota con este diario, si me quieres entrevistar espera a un costado. No es ético sumarse a la charla de otro", le dijo a un reportero que había deslizado su grabador en esta charla. Casi un manual de estilo, al paso.

-¿Cuáles son los errores más comunes que comete la prensa gráfica?

-Son pocos, pero se reiteran: sintácticos, léxicos, los más comunes, pero a mí me preocupan los que los lingüistas llaman falsos amigos y a los que yo nomino clonaciones. Es el uso de palabras en inglés que tranquilamente podríamos usar en español. Por hacer una caricatura es como si en lugar de mesa dijéramos tabla. Una palabra en inglés llega y arrasa con seis o siete en español. Los periódicos ya están llenos de esas palabras y no nos damos cuenta que poco a poco se deteriora el idioma por vía de la clonación. Si se cae una tapia y decimos "los peatones ignoraban el peligro", no sé si lo desconocían o lo despreciaban, un sentido que tiene relación de homofonía con el inglés (to ignore, que refiere a desatender). Pero además hay otro problema que tiene que ver con el complejo de inferioridad que se siente frente al inglés: ¿Por qué cuando viajamos en una clase costosa de una línea aérea decimos business y cuando lo hacemos en una económica decimos turista? Y ni hablar de los empresarios que se creen más importantes porque emplean anglicismos.

-¿Y cuáles son los vicios más recurrentes de los periodistas?

-La pereza. Cada vez se está más tiempo en las redacciones y se abusa de las notas telefónicas. Se sale poco a ver la cara de la gente y los escenarios; aunque se llegue tarde a la nota, siempre es mejor ver cómo era la calle y la casa de quien era el protagonista. Se está perdiendo el contacto con la gente y se deben tener los oídos bien abiertos para saber qué palabras están en circulación, porque si no, se acaba generando un dialecto propio, un lenguaje sólo de periodistas y políticos. ¿Quién, además de un periódico, dice "los ladrones huyeron a bordo de un coche..."? En la vida cotidiana se dice directamente "..huyeron en un coche", esos modismos y dialectismos son inventados por nosotros los periodistas. También padecemos de pereza mental -esto es no buscar mejores palabras y títulos para nuestras notas-, y de soberbia, otro defecto.

-¿Cómo se corrige esto?

-Con un editor jefe con mano de hierro que despoje al periodista de su vanidad. En una época, siendo responsable de la sección local de El País, usaba con mis redactores la técnica del reportaje de inmersión: se trataba de pasar una noche con mendigos en un subte, unos días con los pacientes de un psiquiátrico o con los habitantes de una villa de emergencia. El desafío de esta experiencia es contar sin protagonismo. El periodista obtiene la información como protagonista, pero luego cuando cuenta lo que ve y lo que ha conocido no es necesario que escriba ni un solo "yo", todo se escribe en tercera persona, ni hace falta que se diga que se estuvo allí.

-¿Y cuáles son los errores de los editores?

-No debería destruirse la nota que se corrige ni aniquilar un estilo, pero hay que tener algo bien en claro. En un periódico se decide que todos toquen tango, bolero o rancheras, debe haber un estilo común y luego puede haber canciones diferentes, cada periodista tiene su estilo propio. Cuando la gente compra un periódico, lo hace por su estilo, no por el de un periodista determinado. Y algo más, el periodista debería editar su trabajo o al menos interesarse por el acabado de la nota. La falta de corrección por parte de los periodistas es una renuncia. Creo que se debe ser responsable del texto hasta el final, que venga un corrector a ponerle acentos y comas, me parece un poco denigrante, una muestra de cierta incompetencia. Obviamente la situación es distinta para el periodista que escribe su nota en condiciones difíciles y que no puede atender la corrección lingüística, para esos casos es una pena que haya desaparecido la figura del corrector.

-¿En la prensa se debe apelar al lenguaje llano, entendido por todos?

-El desafío de buscar el vocablo extraño o culto debe darse en un contexto adecuado para que el lector no familiarizado lo entienda. No se debe escribir una palabra que nadie entienda porque así no se ha comunicado nada. Ahora, si se utiliza una palabra nueva, culta, que se hace explícita en el entorno, se está haciendo un buen trabajo.

-Además del soporte, ¿cuál es la diferencia entre la prensa escrita y la electrónica?

-Parece que los medios electrónicos se permiten mayores atrevimientos. En España ocurre que determinadas noticias que se colocan en la versión digital luego no van al papel, como si hubiera una ética distinta. A mí esto me parece preocupante: como no quedan las noticias electrónicas, no hay hemerotecas de las publicaciones de Internet, como acaban desapareciendo esas informaciones, uno puede poner lo que quiera y es hasta difícil demostrar que eso se ha publicado.

-Como presidente de la agencia oficial de España (EFE), ¿podría decir que cambian las palabras de la información según quién esté en el poder, o se escribe igual con José María Aznar que con José Luis Rodríguez Zapatero?

-Son dos etapas distintas y claro que cambian las cosas, también el lenguaje. Nosotros intentamos ser independientes y llamar a las cosas por su nombre. A la guerra de Irak la llamamos guerra y no conflicto, si se quiebra un barco petrolero en altamar diremos que es marea negra y no una mancha y si hay torturas como la de los soldados de Estados Unidos, no hablaremos de abuso.

-¿Cómo entiende a la investigación periodística, como un trabajo con una metodología determinada o como una práctica cotidiana?

-Como una práctica cotidiana. No creo en los equipos de investigación. Pasan mucho tiempo aburridos por no tener una gran historia y a veces las presentan como grandes cuando no lo son. Creo más en el redactor que sigue un tema y un buen día tira de un hilo. Pero necesita un jefe que lo libere de lo cotidiano para que siga ese hilo.

-¿Qué no debe faltar en una buena noticia?

-Lo que le ayudará a entender y comprender la información al lector. Siempre hay que ponerse en sus zapatos.
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El periodista español Alex Grijelmo.

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