| miércoles, 22 de diciembre de 2004 | Crisis en Cancillería. Castro rechazó el planteo argentino de un encuentro en España entre Hilda Molina y su familia El gobierno y la médica cubana chocan con la negativa de Fidel La intransigencia de La Habana dejó al descubierto una historia de internas e intrigas en torno al caso Pese a la estrategia del gobierno nacional, las posibilidades de que la médica Hilda Molina celebre las fiestas junto a su hijo Roberto Quiñones, en Cuba o en un tercer país, parecen esfumarse. Mientras, continuaron ayer los ecos de los planes utilizados por la Cancillería que derivó en una crisis en el Palacio San Martín.
Desde Cuba, Hilda Molina se mostró "dispuesta" a viajar a España para ver a su hijo y sus nietos si prospera una de las alternativas que, según versiones, estaría utilizando el Ejecutivo nacional con el gobierno de Fidel Castro.
Sin embargo, fuentes seguras indicaron que "por ahora Cuba no va a analizar ninguna propuesta argentina, sobre todo después del nivel de mediatización" alcanzado por el caso Molina, "y tampoco va a hacer declaraciones públicas".
Al respecto, trascendió que "habrá que esperar que se enfríe esta situación y recién se puede pensar en alguna alternativa para después" de las fiestas navideñas y de fin de año.
Nombramientos En ese contexto, la Cancillería terminó de reacomodarse con nuevas designaciones tras la decisión del presidente Néstor Kirchner de pedir la renuncia del jefe de Gabinete del ministro Bielsa, Eduardo Valdés, y del embajador en Cuba, Raúl Taleb.
El nombramiento de Darío Alessandro como nuevo embajador en La Habana deberá ser aceptada por el gobierno de Castro, además de aprobar su pliego el Senado, algo que, por el receso, recién ocurriría el año próximo.
En tanto, el nuevo subsecretario de Política Latinoamericana, Leonardo Franco, y el representante de Derechos Humanos, también de la Cancillería, Horacio Méndez Carrera -quien reemplazará a Alicia Oliveira- deberán aguardar la publicación del decreto de designación.
En ese marco, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América latina (Cadal) le hizo llegar ayer al canciller Bielsa una carta en la que le solicita que, con motivo del nombramiento de Alessandro en la embajada de Cuba, "se reconozca e invite a los opositores pacíficos y democráticos cubanos a la sede de la delegación diplomática argentina en ese país".
La nota solicita también que "la Argentina realice una política exterior más comprometida con los derechos humanos" y que, en relación al caso Molina, "asuma una posición más honorable, condenando al gobierno cubano en la próxima reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU".
Esfuerzo humanitario Por su parte, el flamante embajador argentino en Cuba, Alessandro, sólo se limitó a señalar que el gobierno nacional "continuará con el esfuerzo humanitario para que se reencuentre la familia" de Molina.
De todas maneras, pese a que el Ejecutivo le bajó el perfil mediático al caso Molina, prosiguieron los ecos de la minicrisis que vivió la Cancillería.
La renunciante Oliveira, una de las primeras funcionarias que recibió a Quiñones y se preocupó por su situación, admitió que Bielsa y su segundo, Jorge Taiana, mantenían fuertes "problemas políticos internos" en relación a Hilda Molina.
"Yo lo advertía, tenía que producirse una crisis finalmente", dijo Oliveira, quien recordó haber tenido "mucho apoyo de Bielsa y de Valdés, no de Taiana".
Por su parte, el ahora ex embajador Taleb afirmó que "estaba seguro" que Fidel Castro iba a rechazar el pedido por carta de Kirchner de autorizar a la médica a viajar al país y admitió que no coincidía con la estrategia seguida por la Cancillería.
"Yo había sugerido que este era un tema que si se lo mantenía en agenda podría traer problemas", señaló Taleb, quien deslizó con un "puede ser", que no coincidía con la estrategia de Bielsa, porque "al tema lo trabajé" durante su gestión en La Habana.
No obstante, Taleb destacó que "había un doble discurso de ciertos funcionarios de la diplomacia cubana que dejaban abierta la posibilidad" de dejar salir a la médica disidente.
A modo de balance, el ex embajador consideró que su gestión "en todos los planos cumplió con creces" pero "acá hay una cuestión política de fondo y yo me tengo que ir, y me voy".
Luego, Taleb recordó que antes del episodio del ingreso de Hilda Molina a la embajada, la médica le dijo que si su hijo, Roberto Quiñones, pisaba Cuba "ella se pegaba un tiro".
De esa manera, Molina rechazaba la oferta de Castro de pasar las fiestas en La Habana, junto con su hijo, su nuera y sus dos nietos. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Kirchner y Castro intercambiaron opiniones por correspondencia. | | |