Políticas limpias para la basura

Pablo Javkin (*)

Hace más de un año se cerraba el relleno sanitario que funcionaba en Puente Gallego, como culminación de una larga y sostenida lucha de los vecinos de ese barrio y en cumplimiento de un compromiso asumido por los concejales y el municipio. En la actualidad, la falta de decisión y coordinación entre la provincia y el municipio, sumada a las pujas políticas, sigue trabando la concreción de una solución metropolitana y definitiva para la disposición final de los residuos. Esta incertidumbre nos lleva a tener que emplear soluciones a corto plazo como la renovación del contrato con el relleno sanitario ubicado en Ricardone, parches que nos va a costar a los rosarinos más de siete millones de pesos por año.

Correr detrás de los problemas tiene consecuencias ambientales desfavorables, ya que el relleno que utilizamos en la actualidad es menos seguro que el propio Puente Gallego y afecta a la población de una localidad vecina. También tiene consecuencias económicas negativas ya que disponer los desechos en Ricardone nos cuesta casi el doble, recordemos que el canon por tonelada en Puente Gallego era de $16 y en Ricardone será de más de $34. Existen visiones que ligan el debate ambiental a ecuaciones donde priman el análisis económico y la exacerbación de los aspectos técnicos. Visiones que se corresponden a proyectos millonarios e inversiones en infraestructuras sofisticadas y normalmente desastrosas en relación a la sustentabilidad ambiental. Nuestra realidad nos marca día a día lo contrario. Enterrar materia prima y pagar por ello, inutilizar decenas de hectáreas de tierra en la zona más fértil del país, sostener mínimos planes sociales de familias enteras que podrían trabajar en condiciones laborales dignas en la recuperación y reciclado, afrontar un sistema de salud que se abarrota de casos de enfermedades respiratorias e infecciosas, desde el sentido común, no parece ser la solución mas acertada. Debemos reorganizar los recursos de los rosarinos para transformar los costos ambientales y sociales en inversiones que se vean reflejadas en trabajo y salud.

La correcta gestión de los residuos nos permite, si se proyecta con responsabilidad e innovación, desarrollar alternativas y soluciones económica y ambientalmente sustentables. Un claro ejemplo de esto es la licitación que va a convocar el municipio para la recuperación de los gases que se generan en los rellenos sanitarios. Las emanaciones que actualmente perjudican a los vecinos y al ambiente serán recuperados y la municipalidad recibirá un canon por ello. El concurso de ideas sobre aprovechamiento de residuos puede aportar otras.

En el mismo sentido, el municipio tiene por delante las tareas de remediación de los terrenos de Puente Gallegos. Esto comprende la reconstrucción de una cubierta de tierra, la parquización, la realización de una consulta popular para definir junto a los vecinos cuales serán los futuros usos de estos terrenos, tratamiento de los líquidos lixiviados que se continúan generando producto de la descomposición de los residuos. La recuperación de los terrenos generará trabajo para las cooperativas de la zona y contribuirá a mediano plazo a minimizar los riesgos para la salud de los vecinos.

El estado debe acompañar las propuestas con reformas estructurales que garanticen su funcionamiento. Tal es el caso de la contenerización del centro. La puesta en funcionamiento del Programa de Contenerización para la disposición de residuos ha constituido una alternativa efectiva para el grave problema de la basura en la vía pública. La favorable recepción de esta propuesta por parte de los vecinos ha sido un factor fundamental para el éxito de la utilización de los contenedores que conlleva una mejora notable en la limpieza de la ciudad. Este ordenamiento de la vía pública se hace evidente para toda la población que utiliza los contenedores y pide que se amplíe a todas las zonas de la ciudad. El estado ha aportado una alternativa viable y debe exigirle a los vecinos un correcto uso. Es así como se construyen las soluciones comunes, con la participación de los vecinos y las garantías del estado.

La nueva licitación del servicio de recolección y limpieza deberá provocar un cambio radical, incorporando la recolección diferenciada, para comenzar a avanzar en un programa de separación de residuos en origen, esto implica que los ciudadanos incorporen a sus hábitos diarios la actividad de separar los materiales que sean recuperables. Esta es la mejor manera de lograr una disminución en las toneladas de basura que crecen cada día en los centros urbanos. Si la separación en origen se hace efectiva es posible entonces el reciclado de basura. Debemos entonces, tomar el impulso de la gran aceptación que tiene la utilización de los contenedores y desarrollar un programa de separación en origen y recolección diferenciada a través de la doble contenerización.

Instalar un segundo contenedor, diferenciado por color, para que los vecinos dispongan los materiales inorgánicos (papel, cartón, plástico, nylon vidrio, tela, madera y metales). Nuestro actual sistema de recolección prevé un porcentaje ridículo de recolección diferenciada y establece el canon por tonelada recolectada. Una vez más lo ambientalmente negativo, es a la vez económicamente perjudicial.

Una relación distinta entre beneficios sociales, ambientales y mejor inversión de recursos públicos se ve claramente reflejada en la recolección informal.

Los residuos que los cirujas recolectan día a día no tienen como destino el relleno sanitario sino el reciclado. Este es un claro ejemplo de cómo se podría invertir la ecuación económica con una solución ambientalmente positiva. El municipio ahorraría en recolección, disposición final, en promoción social, en el sistema de salud y los recolectores producen un recurso. En reconocimiento de esto, la ordenanza 7.721, sancionada el 20 de agosto de este año, crea el Programa de Emprendimientos Ambientales Solidarios y establece la creación de Centros de Recuperación de Residuos. En estos centros, las cooperativas de recolectores informales podrán contar con condiciones de trabajo dignas para mejorar los beneficios económicos. Y nos permitirá evitar el abuso de los acopiadores y trabajar para erradicar el trabajo infantil en el área. Este es un gran avance en la concepción del trabajo que realizan los recolectores informales.

Para concluir, el trabajo que venimos realizando apunta hacia este concepto universal de gestión responsable de la basura que, en muchas localidades de nuestro país y en los grandes centros urbanos del mundo, se lleva a cabo: disminuir la generación de desechos, separar los residuos en origen para luego poder reciclar la mayor cantidad de materiales recuperables que actualmente se desechan y organizar los recursos para minimizar el impacto en el ambiente garantizando un esquema productivo.

Este es el momento de participar activamente en la solución del problema de los residuos en Rosario, el potencial que posee este tema tiene que ver con el ahorro de los recursos económicos de todos, la disminución de los alarmantes niveles de contaminación, la protección de los recursos naturales, la promoción de una cultura respetuosa del medio ambiente, la jerarquización de una actividad concreta, tiene que ver con la participación ciudadana en políticas públicas.

La temática de los residuos es compleja y actual en las ciudades modernas. Sin lugar a dudas la solución depende en gran medida de cambios culturales y estructurales. Lejos de los megaproyectos, la magia incineradora y los cazadores de recursos públicos, Rosario debe comenzar a proyectar soluciones desde la articulación del trabajo cotidiano, la reorganización de los recursos y la participación de los vecinos.

(*) Presidente de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente del Concejo Municipal Rosario

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