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 miércoles, 22 de diciembre de 2004  
El Papa siente "necesidad intensa" de la ayuda de Dios
Juan Pablo II admitió los sufrimientos que le causa su precario estado de salud. Enfrenta apretada agenda

El Papa Juan Pablo II aludió a los estragos que le causa su avanzada edad y su precario estado de salud, y admitió ayer en una alocución navideña que con el paso de los años necesita mayor ayuda de Dios y de las personas que lo rodean.

El pontífice de 84 años, que padece el mal de Parkinson y dolencias en la cadera y una rodilla, se dirigió a los cardenales desde su trono rodante en un salón del Vaticano decorado con guirnaldas navideñas. "El paso de los años le hace sentir a uno una necesidad más intensa de la ayuda de Dios, y de la gente", dijo antes de entregar su discurso a un ayudante, que leyó la mayor parte de sus comentarios.

Pese a las dolencias, el Papa mantiene su ajetreado horario navideño. Oficiará la misa del gallo la Nochevieja en la basílica de San Pedro y horas después pronunciará sus salutaciones navideñas en decenas de idiomas.

A lo largo de este año, el apretado horario ha extraído su precio a las fuerzas del pontífice. Durante una peregrinación al santuario mariano de Lourdes, en medio del intenso calor de agosto, el Papa alarmó a los observadores cuando se cayó y tuvo que ser ayudado a sentarse.

La visita hizo pensar a algunos si Juan Pablo II -otrora aficionado al esquí y el montañismo- podría seguir viajando. Días después, Karol Wojtyla sorprendió a los observadores al realizar una peregrinación al santuario mariano italiano de Loreto. El año entrante, es esperado en Alemania en el Día Mundial de la Juventud, en agosto.

Aunque Juan Pablo II parece tener días buenos y otros no tanto, últimamente pareció estar en una forma relativamente buena durante su alocución semanal desde la ventana de sus aposentos que dan a la Plaza de San Pedro. El martes, sonrió y habló con los cardenales que hicieron fila para besar su anillo, en señal de respeto y obediencia.

Ayer, el Papa resaltó las gestiones para promover la unidad entre las diferentes ramas del cristianismo, especialmente sus intentos de eliminar barreras con la Iglesia Ortodoxa. Este año, el Vaticano devolvió un ícono ruso reverenciado por la comunidad ortodoxa de ese país, y meses después devolvió las reliquias de dos santos ortodoxos que provenían de Constantinopla. (AP)
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El pontífice, de 84 años, saludó a los cardenales desde su trono rodante.

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