Reactivación y desempleo

La sensación que queda es, como mínimo, contradictoria. Por un lado, las cifras y la observación empírica otorgan firme basamento a la recuperación económica que ha comenzado a experimentar la Argentina; por el otro, los guarismos de la desocupación -positivos en casi todo el país- trajeron una inesperada mala noticia para los rosarinos: entre el segundo y el tercer trimestre de este año, el porcentaje de desempleados pasó en la ciudad del 15,7 al 16,2 por ciento. Sin dudas, un pequeño balde de agua fría para el fin de un año notable al que los expertos no le concedieron, sin embargo, importancia significativa.

La explicación técnica que se brindó para justificar el ascenso del índice en un momento donde la reactivación es notoria adoptó como eje el concepto de que la "tasa de actividad" -la fuerza laboral total, es decir, las personas que ya tienen o buscan trabajo- aumentó en la ciudad, mientras que en la Nación se mantuvo estable. El alza de la mencionada tasa significa que se incrementa la cantidad de gente que, estimulada por el "boom", sale a buscar un puesto laboral. Y aunque la ocupación haya subido un punto porcentual, el crecimiento de los empleos no fue suficiente como para absorber a la totalidad de los nuevos demandantes. Tan paradojal como real, y claro indicio de las múltiples lecturas que puede arrojar un índice.

Pero el dato sobre cuya contundencia no puede dudarse es de cariz netamente favorable: durante el lapso de un año se creó la friolera de 865 mil empleos, fuerte crecimiento que permitió reducir la tasa del 16,3 por ciento verificada en el tercer trimestre del 2003 hasta un 13,2%, de acuerdo con los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Claro que existe un factor que relativiza parcialmente las señales que alientan al optimismo: la exclusión de las listas de desempleados de todos aquellos que perciben un subsidio. Si se los incluyera, tal cual pareciera corresponder, el 13,2 por ciento de desocupación ascendería a un 17,6%.

Se hizo referencia, con antelación, a las sensaciones contradictorias que despertó la noticia entre los rosarinos. Y se tornan valiosas las apreciaciones al respecto que realizó Miguel Lifschitz, quien no integra el partido gobernante. "En números globales estamos mejorando y vamos a seguir haciéndolo", dijo el intendente, antes de remarcar que la situación de pobreza y desocupación estructural que se sufre no puede ser resuelta de un día para otro.