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 sábado, 11 de diciembre de 2004  
Colectividades: luces y sombras

Se ha vuelto, con el transcurrir de los años, uno de los acontecimientos emblemáticos de Rosario. Cargada de color y sabor popular, hija de las raíces más profundas de una ciudad marcada a fuego por el aporte inmigratorio, la Fiesta de las Colectividades -cuya vigésima edición se encuentra en pleno y exitoso desarrollo- se ha convertido en imán para todos y cada uno de los habitantes de la urbe, además de atraer a un considerable flujo de turistas. Sin embargo, sus mismas características de evento multitudinario suelen provocar inconvenientes que podrían solucionarse con una mayor dosis de sentido común por parte de sus organizadores y el Estado municipal.

Se prevé que el total de visitantes para la edición de este año será de un millón de personas, doscientas mil más que en el 2003. Y si bien el récord de asistencia fue de 1,2 millón, queda claro que el nutrido flujo de gente que concurre a la feria -absolutamente inusual para el horario y la zona- merecería la adopción de recaudos excepcionales en torno de dos ítem clave, como seguridad y transporte.

Y si bien en el primer rubro se han registrado progresos en relación con el pasado, el segundo sigue constituyendo un dilema sin solución aparente. La escasez de colectivos del transporte urbano de pasajeros y la ausencia total de vehículos de alquiler se convierte por la noche, para numerosas familias, en una verdadera trampa, que las obliga a recorrer a pie extensas distancias antes de ascender -tras larga espera, y si hay suerte- a ómnibus abarrotados para regresar a sus hogares. Se trata de una auténtica imprevisión, que puede llegar a traer consecuencias graves.

¿No correspondería aumentar la frecuencia de las líneas que recorren la zona -e incluso, el cambio provisorio de los recorridos- para evitar que la ciudad se convierta en inesperada tierra de nadie? La pregunta, por ahora, carece de respuesta. La espinosa cuestión de la falta de taxis suma incertidumbre, pero su complejidad amerita un tratamiento exclusivo.

En el balance general, sin embargo, los aspectos positivos de la feria superan con amplitud a los negativos. Es una pena que no se ajusten algunas tuercas, para que todo el mecanismo funcione mejor y la fiesta sea completa.
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