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 sábado, 11 de diciembre de 2004  
El actor habla de "La mina", su segunda película como realizador
Víctor Laplace: "Me siento de una generación que nunca dejó de creer en la idea de una salida"
Con más de 70 películas como intérprete, el actor contó que como director le interesa la esperanza

Fernando Toloza / La Capital

Víctor Laplace dirige y actúa en "La mina". Es su segunda película como realizador y en ella vuelve al mundo del pueblo y de las historias sencillas como la presentada en su filme debut, "El mar de Lucas". Laplace pasó por Rosario para presentar "La mina" en una función de avant premiere organizada por el sitio de Internet RosarioCine en el complejo Monumental, donde actualmente continúa en cartel. Además de Laplace, actúan Norman Briski, Haydée Padilla, Jean Pierre Noher y Eleonora Wexler. El filme obtuvo premios en los festivales de Biarritz y Marsella.

-"El mar de Lucas", tu primera película, y ahora "La mina" parecen indagar en el tema del futuro de los argentinos, ¿es así?

-Al hacer una película, uno tiene claras las ideas básicas de por qué y para qué se ha lanzado a rodarla. Después se pueden dar otras lecturas que son las del público. Me siento de una generación que cree que, más allá del conflicto básico que una situación pueda tener, hay una idea de salida, de esperanza. Entiendo que para los jóvenes de hoy la salida está un poco más complicada que para nosotros que tuvimos la posibilidad de luchar, aunque no se haya dado todo bien, pero al menos dejamos sentadas algunas bases sobre la condición humana.

-¿Son películas esperanzadas?

-Sí, en ese sentido las dos películas tienen una pequeña esperanza en su trama. El que busca encuentra; así me siento yo, como un buscador de diferentes formas de expresión, y no sé si el cine será la última porque me puse a estudiar pintura, algo que jamás se me hubiese ocurrido pero que me parece importante para mejorar mi trabajo como director. Dibujo por eso y no porque piense que vaya a ser un gran dibujante.

-¿Dejás de ser actor cuando estás detrás de la cámara?

-No pensaba actuar en esta película pero la producción me planteó que haga un papel por la distribución, porque se supone o se suponía que algunos nombres ayudan. Ahora eso se ha modificado un poco; las películas no tienen que tener un casting de famosos. La película hoy es básicamente el filme y unas buenas actuaciones. Me gustaría en cine ir dejando al actor un poco de lado pero las setenta películas que traigo atrás me hacen desdecirme de esto. Seguramente, en mi tercera película, que empezaré en mayo del año próximo, me saldré del actor para ser sólo director. En principio se puede llamar "Los pollerudos" o "Fuga de amores". La historia habla sobre la falta de humor en las relaciones entre hombres y mujeres.

-Con "La mina" volvés al pueblo, ¿qué te interesa de ese mundo pensando que tenés desde hace tiempo una vida ciudadana?

-Tengo una vida renegadamente ciudadana, de bicho de otro pozo porque nunca me sentí de la Capital. Siempre me vi como un hombre del interior que fue a continuar aprendiendo su oficio en Buenos Aires, una ciudad que me dio muchas cosas, pero nunca dejo de volver a mi lugar de origen, Tandil, y de hecho acabo de hacer allí un festival de cine con un jurado de lujo integrado por Oscar Martínez, Alejandro Doria y Aída Bortnik. Mis historias tienen que ver con que comprendo mejor los mundos que se desarrollan en el interior. Mi tercera película será por eso un gran desafío porque la imagino muy urbana, en Buenos Aires.

-¿Cómo es tu relación con los jóvenes?

-Muy buena. Estoy aislado de la televisión pero algunas intervenciones en ese medio hacen que muchos jóvenes valoricen el trabajo de una persona que no está demasiado vista, y se han interesado, por ejemplo, en la figura de Perón, al ver un personaje de carne y hueso, llorando o mandando. Además, tengo una escuela de teatro hace diez años y muchos de mis alumnos son jóvenes. En las películas también mezclé jóvenes egresados de las escuelas de cine y gente con mucha experiencia. Mi hijo tiene 33 y es músico de las dos películas. Deposito muchas expectativas en la juventud y es muy interesante cuando se rompen esos patrones que dicen que uno tiene que estar con la gente de su edad. Así me nutro y ahí también uno empieza a ser referente, porque es cierto que hay una carrera, una manera de encarar la profesión y eso les sirve a los jóvenes como a mí me sirvieron Oscar Ferrigno, Osvaldo Terranova, Miguel Ligero, Juan Manuel Tenuta, Alfredo Alcón, que son maestros y referentes de vida, actores honestos, gente que no se hizo rica con la profesión...

-¿Tenés alguna nostalgia del dinero?

-No, pero todo lo que tiene que ver con el cine requiere de un apoyo económico diferente al teatro. El teatro es cero riesgo en tanto haya dos actores que se miren a los ojos y decidan hacer una obra como "El acompañamiento" y salir de gira por el interior. Es a suerte o verdad, y puede pasar que dejés de ganar pero no tenés que invertir. Encarar el cine solo es como tener encima la espada de Damocles. Pero yo estoy acá y siento que tengo la energía y la coherencia de llevar a la película por la Argentina.

-¿Dónde te ubicás en el panorama del cine argentino?

-Tengo mucho respeto por los grandes directores entre los que incluyo a Leonardo Favio, Eduardo Mignogna, Luis Puenzo, Adolfo Aristarain, Alejandro Agresti con subas y bajas, Juan José Jusid..., y jóvenes como Daniel Burman y Pablo Trapero. Después creo que hay una línea media, en la que me ubico, y otra línea más atrás. Siento que estoy buscando mi camino. Es muy injusto que un director tenga que esperar mucho tiempo para volver a dirigir, porque la frecuentación es lo que curte. El director también aprende de sus errores. Como actor las pruebas te van formando, es el método del ensayo y el error: porque me equivoco me formo.
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Laplace pasó por Rosario para presentar su nuevo filme.

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