| sábado, 11 de diciembre de 2004 | En defensa de los funcionarios de carrera Quiero contestar el artículo de Adrián Abonizio del jueves pasado sobre los funcionarios de carrera. Evidentemente alguno de ellos tiene que haberle hecho mucho daño para que se exprese de esa manera, salvo que considere que el hecho de ser conocido por su música lo habilita para decir y publicar todo tipo de cosas. 1) Quiero decirle que no sé si vine bien parido al mundo porque después que nací mi madre quedó con problemas físicos de por vida. 2)En las primeras fotos yo era muy seriecito, pero ojo que también hay algunas donde me río. 3) Nunca hice palotes en el colegio, sí casitas y muchas, a lo mejor añorando o queriendo una casa propia y no alquilada. 4) ¿Zapatos lustrados? No, porque yo vivía en un pueblito donde las calles eran de tierra y no se conocía el pavimento. ¡Ah! Tuve muchos amigos en esa época, alguno de los cuales aún conservo. 5) No me parecía actitud despectiva hacia nadie cuando levantaba la mano ante las preguntas de la maestra. Me gustaba colaborar, quizás porque me lo inculcó mi madre que era viuda y que tuvo que criar a dos hijos pequeños sola. Además, era maestra con un sueldo miserable. 6) Nunca traté a nadie con suficiencia y menos con aires de superioridad. 7) Es una lástima que usted haya usado a alguien para "tapar chutazos y desviar todo lo que se les tiraba". 8) En la vida de la jungla nunca tiré nada para afuera. Asumí mis responsabilidades desde que empecé a trabajar a los 14 años como cadete en la vieja Escuela de Odontología (hoy Facultad). Luego me convertí, después de 42 años, en un funcionario de carrera de la Universidad Nacional de Rosario. 9) Nunca desarrollé una supervivencia en el arte del disimulo y quizás por eso me gané algunos enemigos, algunos de los cuales hoy ya no están porque sólo eran funcionarios políticos y a través de los años he visto pasar a muchos. 10) No comencé recomendado he hice tareas muy simples, como llevar cartas a variados puntos de la ciudad y después del horario de trabajo; eso sí, alguna vez rendí concursos. "Escaladas y ascensos" puede ser, pero nunca dejando caer cabezas al abismo. 11) ¿Cuerpos hinchados? Puede ser que esté un poco gordo, pero eso me costó tener diabetes a mis años, y en todo caso la hinchazón no fue por cruzarme de brazos y no hacer nada. 12) Ya estoy crecido y mi esposa no me dio una "piara estable de crías" simplemente porque no pudo concebir, pero aún así nunca los consideraría cerdos como usted lo hace. Este funcionario de carrera gordo, hinchado y con aires de superioridad, resolvió con su esposa adoptar a dos niños que hoy son personas adultas y la luz de nuestros viejos y cansados ojos. 13) No me aburro, y no procreo simplemente porque no pudimos. No leo revistas porque me aburren y mis crónicas de viajes se remontan a un viajecito una vez al año después de haber ahorrado $12 por mes y usado parte del aguinaldo. 14) No colecciono habanos porque dejé de fumar hace 15 años, pero sí tomo mate aunque no los colecciono. 15) No soy religioso y en mi trabajo todos lo saben, aunque creo en Dios. 16) Tengo dos mascotas (perros) para que me cuiden la casa por motivos de inseguridad, pero además las quiero. 17) Doy poca propina, aunque digo "gracias" a los empleados bancarios que me cobran cada vez que voy a pagar algún impuesto porque me atienden bien. Y yo también aprendí a tratar bien a la gente, a ser cortés, porque eso es lo que esperan de uno los que tienen que hacer algún trámite y entonces debemos hacer que se sientan mejor. 18) Trato de estimular a mis hijos y sueño utopías. La utopía de que algún día no me embargarán más el sueldo porque habré pagado todas mis deudas, de que algún día levantaré el crédito hipotecario que pesa sobre mi casa, etcétera. 19) Es cierto que el mundo ya está hecho, pero con esta carta, trato de que sea mejor. 20) Nunca estoy a metros de los mejunjes decisivos y nunca fui ni seré fusible de nadie. Quizás por eso algunos "de arriba" me miran con desconfianza. 21) Creo que soy útil, pero nadie me tirará al cesto. No sé si mis talentos son magros, pero trato de administrarlos bien porque hacen a la eficiencia de un Estado que es cierto que me da un sueldo seguro, pero no un entierro sin gastos y menos una casita de fin de semana. 22) No me haría matar por nadie, salvo por mi esposa e hijos. ¿Por la patria? En la guerra de las Malvinas lo pensé. 23) Si alguna vez usted se encuentra conmigo cara a cara, créame que me verá transpirar, porque en mi lugar de trabajo hace más de 10 años que estamos esperando aire acondicionado. 24) ¿Vestimenta? Pantalón de vestir, camisa de manga corta, no uso corbata, y mis uñas no están muy cuidadas aunque trato de mantenerlas limpias. ¿Dientes? Tengo algunas caries y tengo que ir al dentista. El aspecto de mis ojos es el de quien tiene algunos problemas urinarios, con esas bolsas características, pero todavía no tengo un aspecto mortuorio o cadavérico. Pienso que es una lástima que ese funcionario de carrera, el que fue su compañero de claustros, haya borrado su cara y todo su pasado como si usted nunca hubiera existido. Creo que esto lo marcó a usted de tal manera que se le ocurrió poner a todos en la misma bolsa. Si no es así, entonces debo pensar que usted sí acepta a los otros funcionarios, los políticos, los "ñoquis", los que cambian con el gobierno de turno, los que siguen perpetuándose en algún cargo político aunque cambie el signo partidario. Y para terminar, le sugiero que de aquí en más únicamente se dedique a lo que sabe hacer, a juicio de algunos entendidos (porque yo no lo he escuchado): la música.
Hugo de Velasco, LE 6.062.246
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