 | lunes, 06 de diciembre de 2004 | Los canallas casi no llegaron y River ganó sin apasionarse, en un partido para el olvido Central no pudo con River Los auriazules sintieron las ausencias del Chacho Coudet y de Vitti. El local tuvo menos la pelota pero fue más contundente Rodolfo Montes / La Capital Hubo media hora de juego que entró en el canon de partido bastante en serio. Con varios ingredientes, dos equipos sin mezquindades buscando ganarlo, tensión y fricción, llegadas en ambas áreas. Y con una incertidumbre: estaba para cualquiera. Pero a los 32' llegó el gol de Zapata, y apenas arrancado el segundo tiempo, una jugada maestra de Mascherano con definición de Cuevas. Entonces el partido se hizo chiquito. Entonces, con un River apenas transpirado para sostener el relato dramático del juego, Central debía cargarse todo el protagonismo. Pero el Central de ayer en el Monumental no tuvo estatura para eso.
Esa en esa primera media hora se vio un Central sin presiones propias ni externas, que fluyó hacia delante, bastante rápido, a través de sus navegadores veloces. Andrés Díaz por el amplio frente del centro, Moreira y Ferrari por derecha, Papa y Rivarola por izquierda. Claro, hasta que River lo dejaba. Porque cierta audacia canalla de poner varios volantes llegando hasta el área de Costanzo, no alcanzó a convertirse en dominio claro y en golpes certeros sobre arco local.
River, con algo menos de tenencia de balón, en cambio, empezó a fabricar salidas rápidas. Aprovechó alguna fisura en la línea media canalla, que por momentos quedó algo jugada, allá lejos de los centrales. Gallardo, Lucho González (hasta que salió por lesión), Mascherano y Cuevas se encontraban en velocidad y con espacio. Ferrari se complicaba en su zona, Fassi y Raldes, aguantaban bien, pero no iba a ser suficiente.
River llegó bien a 13', con Gallardo y Cuevas; a los 24' armó la mejor jugada del primer tiempo y Ojeda tuvo su mejor atajada. Que no fue la única de la tarde. Central, a su vez, se arrimó con un buscapié de Rivarola (10') y buen enganche de Tito Villa que terminó muy arriba del travesaño (17').
El gol llegó por la vía del oficio del hombre más ducho de la cancha, el Muñeco Gallardo. Ganó una falta a favor de su equipo en la zona izquierda del ataque local. Y él mismo ejecutó al área la pelota justa para que Zapata, facilitado por la ausencia de una marca directa, conectara el cabezazo al gol, entrando al área chica. Pocos minutos después, en una jugada similar, Patiño metió un frentazo solito y solo, a 10 metros del arco. Pero la tiró afuera.
El segundo tiempo ofreció el instante de talentoso de Mascherano, que le robó una pelota a Ledesma y se mandó recto al área, fracturó la defensa canalla con amagues y terminó habilitando a Cuevas que convirtió el 2 a 0 definitivo.
A partir de ahí el partido entró en zona de descenso emotivo. Tal vez se sumaron la noticias radiales del triunfo leproso en el Parque, que terminaron por apagar la remota luz de esperanza del River de Astrada en la disputa por el campeonato. Central, sin Coudet, estuvo un par de escalones debajo de la racha victoriosa que lo llevó a 27 puntos en la tabla de posiciones. No tuvo hondura, no lastimó, jugó anunciando su propia debilidad, sus límites. No fue el equipo bravo y vivo que sumó cinco triunfos consecutivos fuera de casa.
En frente tuvo, es cierto, a un grande con estrellas. Pero un grande fuera de juego, más pensando en las fiestas de fin año, y en las vacaciones, que en apretar los dientes y esperar que se cayera el líder del torneo.
En el final, Gallardo y Maxi López se hicieron colocar dos amarillas a medida. Y no jugarán la última fecha. ¿Querrán adelantar las vacaciones? Alguien dice por ahí, en la platea del Monumental, "el segundo tiempo sobró". Y la frase parece irrebatible. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Javier Mascherano se anticipa a Germán Alemano. | | |