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 lunes, 06 de diciembre de 2004  
Ellos son el trío más mentado
Belluschi, Marino y Villar jugaron en un nivel extraordinario en los 90 minutos

Newell's fue una extensión del que jugó todo el torneo. Marino y Belluschi fueron los estandartes entre los jugadores de campo y Villar el sostén cada vez que lo convocaron. Claro que esta vez los tres rendimientos adquieren una dimensión superlativa por la envergadura del compromiso.

Se suele considerar que hay jugadores de fútbol y jugadores para instancias finales. Ayer demostraron que son de muy buena madera y sostuvieron al equipo durante todo el desarrollo. Quizás Belluschi sacó una luz de ventaja por su despliegue y por su mayor apego a los trabajos, que son los que menos se ven, que generalmente realiza de mitad de cancha hacia atrás.

Basta con recordar la lesión de Fernando y las peripecias que afrontó Gallego con su ausencia. Es que no sólo se quedaba sin uno de sus futbolistas más importantes, sino que debía correr a Marino hacia la derecha. Y allí el equipo generalmente empalideció.

A la hora de mencionar los puntos altos no se puede soslayar el aporte del enorme Ariel Ortega, quizás el único del que podía asegurarse que estaría a la altura de las circunstancias antes de empezar el choque con Gimnasia. No por acostumbrado deja de ser notable. Pero el Burro forma parte de una clase selecta que a veces lo excluye, injustamente, de las ponderaciones que se obsequian a otros jugadores.

En los carrileros, como lo consiguió el Tolo en Independiente, Newell's encontró gran parte de los argumentos que lo llevaron a estar a un tris de la quinta vuelta olímpica.

Adquiere gran dimensión la ductilidad de Marino para dejar de ser aquel mediapunta de origen, o el enganche de algunos partidos, para transformarse en un futbolista incansable de toda la cancha.

En tanto, para Villar, cualquier elogio será escaso. Las atajadas fueron muchas, pero hubo tres puntuales que bien pudieron cambiar el rumbo del partido.

A los 37' se quedó con un toque de Enría que llegó vacío, a los 59' le sacó una volea impresionante a Romero sin dar rebote (la gran atajada de la tarde), a los 65' le tapó un cabezazo a Frutos y un minuto más tarde la cacheteó justo para que no llegara a la cabeza de Licht. Imponente.
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Villar volvió a mostrar sus atributos en un partido decisivo.

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