 | lunes, 06 de diciembre de 2004 | Las fórmulas de un actor Cage se guía por el vale todo para no aburrirse Entre el dinero y la fama, Nicolas Cage dijo que elige lo último "porque significa que tu trabajo le importa mucho a la gente". Y a la hora de elegir nuevos proyectos, el intérprete de "Adiós a Las Vegas" que confiesa alimentarse "del talento de los demás", de "los grandes actores" a los que dice admirar, se guía por el todo vale, una fórmula que le aleja del aburrimiento y con la que ha esquivado ser encasillado.
La infancia de Nicolas -de la familia de los Coppola, incluido el laureado director de "El Padrino"- no fue para nada fácil. A partir de los 6 años sufrió las severas depresiones de su madre, quien pasaba largo tiempo internada en un hospital psiquiátrico recibiendo tratamiento de shock. "Mi infancia consistió en ir a visitarla al hospital", dijo el actor. A pesar de ello admitió que su madre fue la inspiración de muchas de sus interpretaciones: "La mayor parte del tiempo daba la impresión de que ella estaba en otro lugar. Ella era naturalmente surrealista. De mi madre brotaba pura poesía y ella me dio una perspectiva original de las cosas".
A Cage le gusta recordar su primera actuación, que no sucedió en ningún set ni escenario, sino en el ómnibus escolar. Cuando estaba en cuarto grado Nicolas era matoneado constantemente por otro chico en el ómnibus escolar. Un día, cansado del abuso, se puso la ropa de su hermano mayor, unos lentes oscuros y se peinó para atrás con gomina. Subió al ómnibus, se acercó al que lo tenía a mal traer y le dijo que era Roy Wilkinson, el primo de Nicolas y que si llegaba a molestar otra vez a su primo él se iba a encargar de romperle la cara personalmente. El chico se la creyó y nunca más lo volvió a molestar. enviar nota por e-mail | | |