Un pueblo del sudoeste provincial queda aislado en los días de lluvia

San Francisco está a solamente 12 kilómetros de la ruta nacional Nº 8 pero el acceso nunca se pavimentó

Silvia Carafa / La Capital

San Francisco.- La pequeña localidad del sudoeste santafesino lucha por tener un buen acceso que la salve del aislamiento. Doce kilómetros de tierra, que con las lluvias se vuelven intransitables, separan a esta población de 360 habitantes de la ruta nacional Nº 8. Hubo todo tipo de intentos para pavimentar el tramo pero hasta ahora ninguno se concretó y la comunidad queda desamparada cuando el agua corta el camino de ingreso. Ahora los vecinos luchan por una nueva oportunidad junto a la gente de Maggiolo.

Una asamblea convocó a los vecinos que ven preocupados cómo los jóvenes emigran del lugar porque las condiciones geográficas inmovilizan el crecimiento del pueblo. "Hace cincuenta años que estamos pidiendo un acceso pavimentado con salida a la ruta 8, y hasta el día de hoy no logramos nada", dijo el presidente comunal, Juan Downes. Los intentos incluyeron licitaciones públicas, convenios, mediciones y alteos, y consorcios camineros pero la solución no llegó.

Cuando llueve la vida del pueblo se transforma, los vecinos saben que quedan librados a su suerte y que sólo podrán resolver las emergencias utilizando un tractor para poder salir a través del barro. La escolaridad de los niños, el comercio, las fuentes de trabajo y la salud tienen su suerte atada a las condiciones de transitabilidad del ingreso que es de tierra. "Ahora estamos intentando resolver el problema junto a la comuna de Maggiolo, pero necesitamos la ayuda de la provincia", explicó Downes.

Según relató el presidente comunal, los días de lluvia no hay clases porque los docentes que viajan desde Venado Tuerto, Cafferata y Chañar Ladeado no pueden ingresar al pueblo. Además, los alumnos del ciclo Polimodal que van todos los días en un colectivo a una localidad vecina para cursar sus estudios, tampoco pueden hacerlo cuando el camino de acceso queda cortado.

"Si llueve mucho y hay que trasladar algún enfermo o accidentado tenemos que utilizar un tractor para salir hasta la ruta y ese trayecto demanda no menos de una hora", dijo Downes, y agregó que, como su localidad depende de Venado Tuerto para realizar trámites de comercio, salud y bancarios, "si el acceso estuviera pavimentado llegaríamos a esa ciudad en veinte minutos".


Sin poder crecer
Además de quedar aislados, la falta de un acceso impacta de lleno en el crecimiento demográfico y productivo de la comunidad. "No tenemos la posibilidad de radicar ningún emprendimiento de trabajo porque la falta de una ruta condiciona la salida de los productos elaborados", comentó el jefe comunal.

Asimismo dijo que cuando llueve los comercios quedan desabastecidos porque no pueden ingresar los viajantes, a pesar de estar a doce kilómetros de una ruta nacional. Los transportistas y los productores agropecuarios también sufren las consecuencias del aislamiento cuando deben trasladar las cosechas o el ganado.

El pueblo sufrió otros duros golpes tiempo atrás: "Al cerrar el establecimiento El Charabón, que elaboraba productos lácteos, la población del lugar disminuyó. De los 2.500 habitantes sólo quedan 300", explicó Downes.

Hace unos años San Francisco participó de un proyecto para tener su acceso. Se trataba de la pavimentación de la ruta provincial Nº 15, que une a la localidad de Cafferata con la ruta nacional Nº 8, pero finalmente hubo un cambio de traza en el diseño y el camino se desvió hacia el distrito de La Chispa. La decisión volvió a dejar a la pequeña comunidad sin posibilidades de tener un ingreso asfaltado.

El camino de acceso se torna prácticamente intransitable los días de lluvia.