| domingo, 05 de diciembre de 2004 | Estética: Novedad para la flaccidez Los tejidos blandos que involucran la piel sufren permanentemente los efectos de la gravedad. Esa fuerza natural tiene la desventaja de "estirarnos" hacia abajo con la consecuente aparición de la flaccidez. Si a esto le sumamos los efectos del crecimiento, los cambios en el peso, factores hormonales, determinadas actividades físicas propias de la vida tendremos los diferentes grados en que podemos verla sobre todo a partir de la década de los cuarenta. Entonces uno puede preguntarse: si es un hecho natural por qué cambiar.
Porque a excepción del abdomen (donde según su grado puede traducirse en molestias físicas con complicaciones que van desde las infecciones micóticas frecuentes hasta la aparición de hernias o disfunciones orgánicas) las demás ubicaciones constituyen una cuestión estética. Volviendo al concepto de que la estética está dentro de lo que llamamos concepto global de salud (psico-emocional y orgánico) suponemos que cada uno debería tener la libertad para elegir.
Continuamente asistimos a la presentación de diferentes métodos destinados a corregirla. Muchos años han pasado desde que comenzaron a practicarse los primeros lifts (al principio sólo referidos a ciertas zonas como la cara). Luego siguieron las mamas, el abdomen, los glúteos y hasta los miembros superiores e inferiores. Sin embargo la tendencia mundial, tanto de parte de los médicos como de los pacientes, es evitar prácticas que involucren cirugías cruentas, anestésicos mayores y sobre todo paros laborales por un tiempo relativamente prolongado.
Partiendo de esta necesidad, surgió la cirugía cosmética reconocida mundialmente por la simpleza de sus métodos, y de buenos resultados cuando la técnica y el paciente han sido elegidos adecuadamente.
Hilos rusos Esta técnica que se aplica en el mundo desde 1998, y en nuestro país desde hace 3 años, se presenta claramente como la de máximo resultado. Cara, cuello, mamas, brazos, abdomen, glúteos y piernas pueden verse beneficiados con esta práctica.
Se trata de hilos con diferentes nombres que presentan una estructura especial, capaz de dar anclaje y sostén a la zona donde se la aplique. Este hecho de por sí constituye un avance interesante, pero si a esto le sumamos que todo ocurre sin cortes y por lo tanto sin cicatrices resulta más interesante.
Las características (grosor, longitud, método) dependerán de la zona, así como el beneficio que aportarán. Habitualmente se trabaja con el paciente despierto con un pequeño habón anestésico para evitar hasta la más mínima molestia (difícilmente se deba colocar algún tipo de vendajes posterior a la aplicación). Esta técnica es útil en pacientes con flaccidez leve a moderada: en el rostro corrige muy bien la cola de las cejas, mejillas, marco de la cara, doble mentón o papada, flaccidez del cuello superior.
La aplicación exige un marco de quirófano por la manipulación de material estéril, mientras que el tiempo de aplicación es relativamente corto y dependerá del sitio. Entre los cuidados posoperatorio el más importante es no someter la zona a movimientos bruscos, lo que se recomienda hasta asegurar la correcta fijación, que generalmente ocurre a partir del 3º día.
La estructura puede dejarse para siempre o retirarse en caso de alguna complicación sin que este proceso impida la recolocación posterior. El número de hilos a aplicar dependerá de cada caso (se puede comenzar con alguna zona y ver los resultados). Para finalizar, siempre es necesario tener presente la importancia que tiene tanto para el paciente como para el médico, disponer de opciones de acorde con las posibilidades.
Nora Romero. Jefe de la Sección Dermatología del Hospital Escuela "Eva Perón". enviar nota por e-mail | | Fotos | | |